Cuando, en mayo pasado, el nuncio apostólico en España, Bernardito C. Auza, vino a Menorca, en la entrevista que mantuvimos en Cal Bisbe, en Ciutadella, explicó que se le acumulaba el trabajo al gestionar «el nombramiento de los obispos para las diócesis de Ciudad Rodrigo, Salamanca, Jerez, Mondoñedo-Ferrol, Bilbao, Eivissa, Coria-Cáceres, Calahorra y La Calzada-Logroño». Sedes vacantes sin prelado.
Añadió el representante diplomático de la Santa Sede que «también hay que cubrir las diócesis de Teruel y Albarracín, Jaén, Terrassa, así como el arzobispado castrense, tras el fallecimiento de Juan del Río». Pregunté por las Pitïuses, y respondió el nuncio que vino de Filipinas con un enigmático «está en marcha, pero falta una cuestión por resolver».
La Congregación para los Obispos, el dicasterio de la Curia vaticana que realiza la selección de los obispos antes de ser aprobados y firmados por la mano de quien lleva el anillo del Pescador, resolvió finalmente a favor del presbítero ibicenco Vicent Ribas Prats, cuyos apellidos acreditan fehacientemente su filiación, vinculación y origen pitiuso.
Pero el nombramiento del sucesor de Vicente Juan Segura, encargado de unas desconocidas funciones pastorales como obispo auxiliar de Valencia, se ha demorado veinte meses. Demasiado tiempo. Tras las consultas sub secreto vaticano, garantía de confidencialidad que rige en procesos de la Iglesia como las consultas para la elección de obispos, se elaboró una primera terna, que no prosperó.
Nunca sabremos si aquella terna llegó a la mesa del cardenal canadiense Marc Ouellet, que desde junio de 2010 es el prefecto del dicasterio que analiza las propuestas remitidos por las nunciaturas de cada país. Un único español forma parte de esta congregación: el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que también desempeña la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. Finalmente se pacificó el nombramiento del nuevo obispo de Ibiza y Formentera mediante el acuerdo de tercera vía entre el cardenal Omella y el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, metropolitano de las Pitïuses, porque las tres diócesis de Balears pertenecen a la Provincia Levantina.
Optaron por la solución más natural: quien había sido nombrado vicario general en septiembre de 2010 y administrador diocesano en febrero de 2020 será el décimocuarto obispo de estas Islas. Al mismo tiempo es designado un hijo de esta tierra; un hombre de Iglesia con larga trayectoria pastoral, exacta información sobre la Diócesis, sólida formación y buen conocimiento sobre la Conferencia Episcopal. La decisión fue comunicada por el nuncio Auza a Vicent Ribas el 7 de septiembre. Acordaron que se haría pública el miércoles 13 de octubre.
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