Según explicó este jueves Marina Marí Planells, una de las responsables de la colla organizadora del encuentro, la intención del mismo «es fomentar, potenciar y mantener la lengua y las tradiciones de toda la vida de la isla de Ibiza de una manera amena y divertida». De hecho, «el que el concurso acabara en manos de nuestro grupo fue una idea del Ayuntamiento quien pensó que sería muy positivo crear un formato en el que se pudiera dar cabida a gente de todas las edades, no solo a los más mayores del pueblo».
Dicho y hecho. Passaparaula Pagès estaba previsto que se hiciera por primera vez en septiembre del año pasado pero al igual que otras muchas cosas se tuvo que suspender debido a la pandemia. Después, se pudo celebrar en Navidad, en la plaza del pueblo de Sant Agustí, y según Marí tuvo un enorme éxito. «No nos lo esperábamos pero el concurso resultó genial porque todo el mundo se lo pasó muy bien, participando en distintos equipos con gente de todas las edades y descubriendo, por ejemplo, como vecinos de distintos pueblos, vendas o casas, a pesar de estar separados por muy pocos kilómetros, entendían algunas palabras o tradiciones de manera muy distinta».
El concurso de este año
Por ello, para la segunda edición los organizadores han intentado mejorar el concurso en la medida de lo posible, volviendo a contar con participantes llegados desde Sant Agustí, Sant Josep, Cala Vedella o Benimussa que se podían apuntar hasta unos diez o quince minutos antes del inicio.
Fue presentado por miembros de Sa Colla des Vedrà y constó de tres primeras pruebas sobre conocimiento general y lenguaje, además de los dos últimos roscos pensados para decidir los ganadores finales.
En la primera de las pruebas había que averiguar la palabra exacta a la que correspondía la imagen que se enseñaba, dando origen a situaciones muy divertidas y de gran competitividad. Mientras, para la segunda había que poner a punto la memoria identificando parejas de términos, palabras o tradiciones.
Y finalmente, para la última hubo que recurrir a la voz y al sentido del ritmo, ya que la prueba en cuestión estaba centrada en la música que se hace en la isla, abarcando tanto la tradicional de las balladas de pou, las ya clásicas de grupos como UC o las de los cantantes o formaciones más actuales. Y es que no solo había que identificar de que canción se trataba sino que, en ocasiones, cantarla.
Finalmente, tras las puntuaciones de estas pruebas se dio paso a los dos roscos finales donde participaban los equipos con mejor puntuación. Y al igual que en el tradicional programa de televisión en este Passaparaula Pagès solo uno pudo ser el gran ganador.
Sin embargo, y tal y como aseguró Marina Marí Planells, con este concurso divertido y original «el verdadero ganador es la cultura, la tradición y la lengua ibicenca, ya que se dio un paso más para seguir manteniéndola entre gente joven luchando contra una posible desaparición».
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