Agentes de la Guardia Civil custodian a uno de los detenidos que portaba uno de los coches ‘modificados’ para esconder las drogas.

Un total de 16 detenidos y una incautación de 107 kilos de cocaína, dos kilos de metanfetamina y 500 gramos de cocaína rosa. Es parte del balance de una operación conjunta desplegada por Policía Nacional y Guardia Civil, que ha supuesto la desarticulación de un «especializado y muy activo» grupo de narcotraficantes que había introducido y distribuido grandes partidas de cocaína en Ibiza.


Según informaron ayer fuentes policiales, esta red de narcos había aumentado su actividad durante la época de restricciones motivada por la pandemia. Idearon nuevos planes delictivos al objeto de tratar de no llamar la atención, generando así entre sus miembros una «sensación de falsa impunidad».


La investigación en el marco de la ‘operación Culto' finalizó con la caída del grupo y 18 entradas y registros en los que además de la droga se intervino 403.000 euros en billetes de diverso valor, 12 vehículos, documentación y efectos relacionados con los ilícitos investigados y terminales con sistemas de comunicación encriptados. La organización distribuía grandes cantidades de cocaína por diferentes provincias del territorio peninsular y centraron el foco en Ibiza. Así, los investigadores detectaron que la red aumentó el flujo de sustancias con destino a las islas debido a la llegada de la época estival.


Muy activos y especializados
En el desarrollo de la investigación, los agentes comprobaron que miembros de la organización mantenían vínculos con personas asentadas en Galicia dedicados a suministrar la sustancia estupefaciente. A su vez, también tenían contactos en Asturias, lugar donde fue detenido uno de los principales actores del entramado investigado, un empresario relacionado con el sector de la hostelería de dicha provincia.


La organización utilizaba sistemas de ocultación, dobles fondos hidráulicos, instalados en los vehículos que utilizaban para distribuir el narcótico prescindiendo de otros transportes que alertarían de un control policial.


Los vehículos utilizados por las personas encargadas de la distribución eran proporcionados directamente por parte de los líderes de la organización que se encontraban en zonas estratégicas del territorio nacional para conseguir una mayor eficiencia en la comercialización final de la sustancia estupefaciente. Además, utilizaban aplicaciones informáticas de mensajería encriptada para establecer contacto entre sus miembros.