Uno de los primeros puntos que los dos policías se apresuran a aclarar son los bulos que circulan desde hace años respecto a los perros entrenados para detectar sustancias estupefacientes: «No es verdad que se les den drogas a los perros para que después puedan detectarlas. Esto es totalmente incierto». Los agentes de la unidad explican que el entrenamiento para la detección de estupefacientes en estos animales empieza desde que son cachorros, «es entonces cuando se les introduce el olor», que no la sustancia, «con refuerzos positivos».
«Un ludópata»
De esta manera el recuerdo de este olor «le queda grabado en una parte profunda del cerebro para toda la vida», explica Torres, que acaba reconociendo un tipo de adicción en estos perros: «en realidad el perro es un ludópata, lo único que él quiere es jugar, es su esencia. Jugar y ganar el premio». El premio tiene distintas formas, desde un premio alimenticio, un juguete o un simple refuerzo positivo. El agente diferencia este tipo de entrenamiento del que reciben los perros dedicados a otro tipo de búsquedas, como la de rastro de personas, perdidas por ejemplo, a los que se entrena otro tipo de memoria a corto plazo «en cuanto encuentran ese olor determinado, se olvidan de él automáticamente», no como en el caso de Mustan, que tiene el recuerdo de los olores para los que ha sido entrenada grabados de por vida.
Otro bulo que quieren desmentir los agentes es «que algunos sectores de amantes de los animales, nosotros amamos los animales, entiendan que se fuerza a los animales a trabajar». En este sentido los agentes insisten en el argumento de que lo que busca el perro es el juego, que lo encuentra y que lo disfruta, lejos de esa idea de «explotación laboral» de la que se les acusa, «el perro es feliz», apostilla Torres. No obstante, Torres compara la labor de Mustan a la de los deportistas de elite que, «hay veces que deben asumir una derrota, o un día que no ha sido bueno». En ese caso es cuando el guía debe reforzar el vínculo que le une al animal: «Es como una pareja o tu mejor amigo, que enseguida ves que ha tenido un mal día y te vas a tomar una cerveza a ver si se arregla»: El policía se refiere a que tras un día no tan bueno se dedica un tiempo a hacer «juegos y ejercicios de refuerzo positivo para que no se quede con la idea de que ha fallado».
Trabajo de temporada
Los guías tampoco pierden la oportunidad de poner en valor que se haya retomado esta unidad en la Policía Municipal de Sant Antoni tras haberse suspendido hace unos años, y de agradecer esta iniciativa que «surgió directamente por parte del alcalde».
La formula que se está llevando a cabo durante estos cuatro meses, según explican los guías, es la del alquiler de los servicios del animal a una empresa privada, K9 Seguridad. No ocultan su esperanza de que se acabe consolidando la unidad para todo el año: «Se trata de un elemento policial que puede ir más allá del menudeo de drogas dentro del ámbito del ocio nocturno en verano», asegura el Torres, «en invierno se puede hacer un buen trabajo preventivo, por ejemplo en los institutos». Los agentes hablan de que Mustan «es un elemento policial socialmente muy aceptado: Como policía el perro me acerca más a la gente». También ponen el foco en la efectividad del trabajo objetivo de Mustan, «es como un radar, cuando te pilla es por que hay algo: Cuando el perro te para nadie te discute y te evitas tener que cachear subjetivamente». Así ponen como ejemplo la efectividad y el poder de persuasión que tendría esta unidad en los alrededores de los institutos o en los parques y los botellones que se organ
2 comentarios
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"y de agradecer esta iniciativa que «surgió directamente por parte del alcalde " ¿ La de eliminarla también surgió directamente por parte del alcalde ?. Porque tengo entendido que esta unidad ya estuvo en funcionamiento antes de la llegada del Sr.Marcos Serra . ¡ Alirongo ,alirongo ahora la quito ahora la pongo !
Yo voy sin perro y detecto la droga a leguas en ese paseo y hasta donde se sientan los camellos con solo pasear. Es un asco lo que tienen que barrer los operarios cada mañana, cientos de botellitas de la risa tiradas. Solo hace falta presencia policial.