La campana de 1910 que Bernat ‘Vinya’ y Vicent ‘de Sa Plana’ salvaron de la fundición. | Toni Planells

Vicent de Sa Plana y Bernat Vinya salvaron hace 30 años a la campana de Sant Josep de la fundición.

El campanario de la iglesia de Sant Josep ha albergado hasta tres campanas en su hueco desde que se construyera a principios del siglo XVIII. La primera de ellas fue sustituida cerca de un siglo después, en 1911, por la que hoy reposa sobre unas piedras bajo las Ses arcades de can mussenyer, en el porche que hay junto a la iglesia. Fundida por Vicente Rosa en 1910 en Torredonjimeno, Jaén, esta camapana fue la encargada de convocar al pueblo de Sant Josep no solo a las misas, los funerales, las bodas o los bautizos, si no también a las reuniones sociales, fiestas populares o los Consejos. Estos Consejos, tal como cuenta el historiador Antonio Viñarás, se celebraban en el espacio en el que hoy reposa la campana, desde la constitución del Ayuntamniento en 1810, «así como otras ceremonias civiles».

Desplome en la Guerra Civil
Fue en tiempos de la Guerra Civil cuando la campana se desplomó, tal como explica Vicent Prats, Vicent de Sa Plana, llegando a causar daños materiales en la iglesia, pero ningún daño personal. Vicent de Sa Plana recuerda como el sonido de la campana, antes del suceso, era tan potente que podía escucharse desde Cala d?Hort, y es que tal como cuenta Pep Marí Reiala, tras la caída la campana sufrió algún desperfecto sin consecuencias graves, por lo que se siguió utilizando tras volver a su espacio. Sobre las razones de la caída, Reiala, gran experto en la historia de Sant Josep con varias publicaciones de esta temática con su firma, está convencido de que no fueron políticas, si no por la degradación y el poco cuidado que se le dedicó por aquel entonces. «No se cuidaba suficientemente bien: El sistema para sujetar la campana estaba abandonado, y alguna sujeción que estaría deteriorada y no se arregló provocaría el desplome», explica Reiala, que también reconoce que «entonces era un niño muy pequeño, y lo que recuerdo es lo que me contaba la gente del pueblo».

Viñarás tampoco relaciona la caída de la campana en esa época con los episodios anticlericales de la II República, como sí explica que ocurrió con la retirada de la cruz que presidía el antiguo cementerio del pueblo, y que supuso todo un escándalo en su momento.

Un rayo
Fue un rayo fue quien «hirió de muerte», tal como describe Viñarás, a la campana que fundió Vicente Rosa a finales de la década de los 80 mellando su estructura y su sonido, y obligando a la parroquia a reemplazarla. El mismo rayo que enmudeció a la campana, probablemente atraído por el cobre del que se compone también produjo una grieta en la fachada del templo.

Una campana nueva
Una campana nueva supone una inversión importante. El párroco de Sant Josep, que por entonces era Don Vicent Torres Font, sopesó seriamente la opción de vender los restos de la campana antigua a la misma fundición y así aprovechar el metal fundido de la antigua para crear la nueva, de manera que saliera más asequible económicamente a la parroquia.
Deliberaciones que compartió con su vecino Vicent de Sa Plana, cuyo suegro , Vicent Tur, Reganetes, era el campanero de la iglesia. Al volver a casa y plantear el dilema a la familia, la propuesta de Vicent fue clara: «¿qué os parecería si la pagamos nosotros, y así se la queda en el pueblo?. No seremos ni más pobres ni más ricos por esto, ¿verdad?», cuenta su hija Neus.

Vicent Prats, desde su oficio de constructor, fue también el encargado, tanto de retirar la campana deteriorada por el rayo, como de instalar la nueva, no sin ciertas dificultades, ya que cuenta que «al principio no entraba, tuvimos que colocarla tumbada para poder colocarla».

Vicent ‘de Sa Plana' frente a la iglesia de Sant Josep. Foto: TONI P.

Y es que más allá de que el suegro de Vicent fuera el encargado de hacer sonar la campana durante décadas, Prats subraya más razones sentimentales a la hora de salvar la campana de la fundición, «La campana forma parte de nuestro recuerdo, bajo ella nos bautizamos, y nos casamos toda nuestra familia». Don Vicent, el párroco, no tardó en comunicarle a Vicent de Sa Plana que otro vecino de Sant Josep, Bernat Vinya, se apuntaba a la iniciativa. De esta manera, estos dos vecinos de la parroquia salvaron de la fundición a la campana que hoy, muda, reposa en Ses arcades de can mussenyer, como testimonio de más de un siglo de historia en Sant Josep.