Eva, como le gusta que la llamen, se convirtió en una persona sin hogar el 28 de febrero de 2018, cuando no pudo afrontar las mensualidades de la vivienda en la que residió durante una década. Fue entonces cuando recibió una orden de deshaucio. En aquellos días ya arrastraba serios problemas de movilidad derivados de un accidente que la llevó al quirófano hasta tres veces para intervenir en su columna, unos dolores que todavía padece. Por esta razón decidió dedicar buena parte de la Renta Mínima de Inserción que cobró a comprarse un vehículo eléctrico con el que por fin se pudo mover de manera autónoma.
Danis se trasladó a Ibiza en los años 90. Estuvo durante muchos años dedicada a atender distintas casas de lujo. Sin embargo, las condiciones laborales que describe estaban muy lejos de poder calificarse como ‘de lujo', más bien todo lo contrario. Habla de trabajar a todas horas sin contrato, de tener que dar la cara por los dueños ante trabajadores a quienes mentían en cuanto a las condiciones laborales, pero también ante situaciones perversas que prefiere que no se publiquen. De esta manera decidió dejar ese trabajo y dedicarse a lo que se había convertido en su medio para complementar el escaso rendimiento económico que sacaba de su servicio en ese tipo de mansiones: coser, tapizar y restaurar muebles para venderlos en el mercadillo. Así, Evelyne se instaló en el local que tuvo que desalojar el último día de febrero de 2018.
Esa fue la primera noche que pasó al raso. También fue la primera vez que su caso ocupó las páginas de este periódico contando cómo en ese momento Cristobal Ibiza le echó una mano, y cómo no tuvo más remedio que pernoctar durante unas noches en un trastero. Este lugar le duró pocas noches ante las quejas de algunos vecinos. La ayuda de la plataforma ‘La voz de los que nadie quiere escuchar' le sirvió para poder pernoctar durante un tiempo en un hostal. Su listado de quejas ante los servicios sociales es interminable.
Renuncia voluntaria
El Ayuntamiento de Ibiza le ofreció una vivienda de protección oficial que ella recibió con alegría y agradecimiento hasta el momento en el que la acompañaron al piso ubicado en Dalt Vila. El motor su vehículo eléctrico a duras penas logró subir la pronunciada subida hasta la vivienda, pero el verdadero problema vino a la hora de afrontar el camino a la inversa. La pronunciada bajada provocó que Eva perdiera el control de su vehículo, acabando con su cuerpo en el asfalto y con el motor de su moto eléctrica estropeado. Evidentemente tuvo que presentar sus quejas ante los servicios sociales, que, según su versión, le obligaron a firmar un documento de renuncia en contra su voluntad.
La siguiente opción que se le ofreció desde los servicios sociales fue una estancia en la residencia de Cas Serres de dos o tres meses mientras se tramitaba toda la documentación necesaria para que pudiera optar a su pensión. Pero la burocracia es lenta, y antes de que los papeles estuvieran arreglados llegó el confinamiento. Fue unos días antes, cuando se notificó que se iban a cerrar las residencias, cuando Eva se marchó de Cas Serres, de donde también tiene quejas sobre el trato recibido. Entonces volvieron las noches al raso hasta que la Policía le propuso que se quedara en el refugio de Santa Eulària. Desde entonces y hasta hoy, lleva un año durmiendo en los refugios.
8 comentarios
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Que facilidad para juzgAr a las personas que tienen algun@s o decirles ,donde tienen que vivir,sin conocer las circunstancias.Que nunca os tengáis que encontrar,en una situación similar.
El "vuélvete a tu país" puede sonar racista. Pero en este caso, oye, es un país con una tasa de desempleo femenino del 5,3%, inferior en un punto al de los hombres (increíble) y un salario medio de unos 50.000€ anuales. Digo yo que en un lugar así podrá tener más y mejores ayudas que aquí, no la estás mandando a un país africano en medio de una guerra sangrienta.
Y la culpa es de IBIZA
Pedro y Mary, ¿habéis pensado que si esta señora lleva años en seguimiento y en contacto con servicios sociales ya está atendida en la medida de lo que necesita? Quizá pide más de lo que le corresponde. ¿A caso no hay una emergencia social y se atiende en la medida posible a todo el mundo? ¿ O por el hecho de ser de Bélgica le corresponde más que a cualquier ibicenco en su situación.?
Te compro la idea Pedro. De verdad que te la compro... A ver cuando nos sales cuando hablamos de países con los que lejos de haber habido reciprocidad, hay incluso desaires a los españoles que están ahí y a sus nacionales aquí los tenemos entre algodones y raspando toda ayuda del contribuyente que pueden, incluso con fraude.
Muy bien, Pedro, es exactamente lo que quería escribir!
Os aclaro dos puntos: su país (Bélgica)acogió y ayudó a muchos españoles en un pasado no muy lejano; y segundo porque esta señora trabajó aquí durante años y es aquí donde debe ser asistida y sobretodo respetada.
Se queja de todo el mundo, lamento su situación pero porque no vuelve a su país ??