Consuelo López Melero. | Toni Planells

La preparación del XII Congreso de Comisiones Obreras (CCOO) en las Pitiusas le trajo de cabeza durante semanas. No fue por el hecho de que ella fuera elegida como nueva secretaria general, es algo que pasa en la preparación de cada congreso y ya lleva varios organizados. Consuelo López Melero (Villarobledo, Albacete, 1965) ya encara una nueva etapa al frente del sindicado en las Pitiusas.

—En las noticias sobre su nombramiento se destacó mucho que usted fuera mujer, ¿por qué sigue siendo algo relevante el sexo a pesar de los avances en igualdad?

—Pues porque CCOO es un reflejo de lo que es la sociedad. Las mujeres en la sociedad seguimos luchando con ese techo de cristal, pero no es fácil. Es una realidad general. Sabía que se iban a hacer eco de esto, es cierto que soy la primera secretaria general en las Pitiusas, pero yo no quiero esa etiqueta. Se nos tiene que valorar por lo que hacemos. En CCOO ha habido mujeres dirigentes, la secretaria general en Baleares en 2008 fue una mujer, Katiana Vicens, en las distintas federaciones hay mujeres al frente, pero sí es verdad que a los puestos más altos llegamos pocas. Pero hay que abrirse camino, soy la primera de muchas que están por llegar.

—¿Cree que será cabeza de ariete?

—Es que venimos empujando fuerte. Las mujeres se tienen que plantear que es posible, que pueden estar ahí. Además tenemos otro talante, somos más dialogantes en general. Pongo como ejemplo a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Está haciendo un trabajo espectacular con un talante y una empatía que es lo que hace falta. Luego tu posición es la que es, pero tienes que estar abierto a dialogar. A veces los sectores más críticos aquí en Ibiza nos echan en cara que lleguemos a acuerdos con el Consell, donde gobierna el PP. Tenemos una relación excelente con el presidente y con los consellers, ¿por qué no? ¿Si tienes otra orientación política te tengo que decir a todo que no? Si el PP hace una propuesta que a nosotros nos interesa, la apoyamos. Hay que trabajar con todos.

—Coge el relevo a Felipe Zarco tras 18 años al frente de la organización en el momento quizás más complicado...

—Bueno, no se crea. A Zarco se le elige en el Consejo porque dimitió el secretario anterior. Estamos hablando de 2008, en pleno arranque de la anterior crisis económica. En 2012 entra un gobierno del PP con una actuación absolutista que nos planta la reforma laboral. Luego la reforma de las pensiones en 2013. No creo que Felipe haya tenido un mandato sencillo. Lo que pasa que a todo eso, que lo venimos arrastrando, le añadimos la pandemia. Esto va a ser algo puntual. Nos queda un tiempo hasta que nos vacunen y lo de las vacunas nos preocupa mucho. Hay que vacunar ya. No creo que la pandemia dure más allá de finales de 2021, principios de 2022. Luego hay cosas positivas, vienen unos fondos europeos estupendos para hacer un montón de proyectos que no podríamos hacer sin esos fondos. Tiene su parte mala, porque nos ha dado una época malísima, pero tiene su parte buena.

— ¿Qué le anima a coger ese testigo en este momento? ¿No se planteó retrasar el presentarse a este cargo?

—Sinceramente, a mí me gustaba trabajar en un segundo plano, pero todos en la organización me veían en este cargo. Es cierto que soy el relevo natural, que llevo haciendo parte de las funciones de la secretaría general tras el infarto que tuvo Felipe, con lo cual el trabajo no me viene de nuevo. Lo que pesa es la responsabilidad, que yo hasta ahora la sentía pero ahora es cuando la tengo realmente en peso. Me ha costado hacerme a la idea, pero claro, todo el mundo decía que tenía que ser yo porque era la que conocía el puesto. Lo asumo y, la verdad, ahora lo llevo con ilusión.

—Hace un par de meses se quejaban de los problemas de los ERTE y la indefensión de los trabajadores frente al SEPE, ¿siguen esos problemas?

—Parece que se ha normalizado bastante. Apenas recibimos quejas sobre este tema, pero hace un mes era una situación insoportable. Lo peor era que se trataba de muchos casos particulares, al principio el problema era con empresas enteras con las que era más sencillo lidiar, pero cuando ha tocado hablar con el SEPE porque había casos incrustados y la gente estaba desesperada , ha sido más difícil. Se ha hecho un gran trabajo a través de nuestra compañera en Palma, Yolanda, ella los trataba personalmente y se han solucionado todos. Pero es muy triste, ¿por qué tiene la gente que pasarlo tan mal? Yo sé que el SEPE técnicamente está muy atrasado, que tenía falta de personal, que han contratado a mucho personal extra que no ha dado tiempo a formar, pero también nos quejamos de la actitud de muchos trabajadores del SEPE a los que tú vas a solicitar la ayuda, que pueden estar muy hartos de toda una mañana aguantando allí. Pero es que nos han llegado desprecios al ciudadano. Eso no se puede consentir.

—¿Cómo ve la temporada?

—Habrá temporada, salvo hecatombe. Lo del año pasado no se puede repetir. Llevamos trabajando con el plan estratégico del Consell en el mes de septiembre. Tras muchas reuniones la última fecha que nos marcamos para empezar es junio. Mayo se da prácticamente por perdido. Para junio deberíamos tener un importante porcentaje de población vacunada y vendrá mucho turista vacunado. Si logramos tener una temporada al 50% de lo que fue el 2019, que es el objetivo que nos marcamos, estará muy bien. Los empresarios te lo dicen, dónde hay que firmar.

—¿Una temporada hasta final de año?

—Hace falta que se alargue la temporada. Se lo digo especialmente a los hoteleros, si abrimos en junio cerramos en noviembre. Ellos ya planteaban el año pasado el concepto este del ‘veroño’, Ibiza en otoño. Me pareció una apuesta fantástica. Tenemos un clima muy agradable, en noviembre hace buen tiempo. Leía en una entrevista a Ana Gordillo que planteaba alargar la temporada, es la solución a este año. Diciembre incluso, ¿por qué no abrir en diciembre? A esas alturas tendremos inmunidad de grupo y estaremos más tranquilos. Pero no hay que tener prisa por abrir, parece que estamos muy bien, la cuarta ola nos va a pasar de costado.

—La restauración pide abrir ya los interiores, ¿qué opina?

—Entiendo que la restauración quiera abrir los interiores, es una reivindicación lógica. Pero hay que actuar con cabeza y no tener prisa, ya vimos lo que trajeron las prisas en la tercera ola. Hay que ser muy cautos. Esa cautela implica que las ayudas lleguen ya, porque eso motiva las quejas. Las empresas, especialmente medianas y pequeñas, están muy asfixiadas. A estas les tendrían que haber llegado las ayudas hace meses. Hay que plantearse qué pasa con la burocracia en este país. No es de recibo que tramites una ayuda y tarde meses en llegarte. Eso hay que corregirlo porque las empresas están ahogadas y necesitan liquidez ya. Dicho esto, se sabe que en interiores se producen contagios, está demostrado. Seamos cautos estos meses, a principios de mayo se acaba el estado de alarma y se tendrán que levantar restricciones. Estamos a muy poco del 9 de mayo, seamos cautos.

—Esta crisis da la impresión de que ha unido en muchas cosas a patronal y sindicatos, ¿seguirá este buen rollo?

—Nosotros vamos a las reuniones con la posición de CCOO y Alfonso Rojo va con la de Pimeef. Pero llevamos tantos meses, tantas reuniones y tantas discusiones que nos conocemos como personas. Eso es importante. El trato entre patronales y sindicatos es exquisito, también con las instituciones. Esto creo que va a seguir. Desde luego seguiremos diciendo que no a aquello que no nos parezca bien, pero esa sensación de crispación que existe a nivel nacional no la vivimos aquí. Sabemos nuestras posturas, las que benefician a mi colectivo te las compro y también pasa al revés. Es una muy buena sintonía de trabajo, empezando por el presidente del Consell. Recogiendo propuestas de CCOO y nosotros aprobando las suyas. El truco es que desde un principio hemos pensado todos en la ciudadanía, buscando que no muriera ni enfermara nadie más. Luego tú pedirás que se abran interiores y yo te diré que no porque me parece un peligro. Pero sin acritud, con buen tono. Es algo que no había vivido nunca y estoy muy agradecida.

—La pandemia ha desplazado un poco a un segundo plano las reivindicaciones laborales, por ejemplo en el ámbito de las camareras de piso que es el que mejor conoce, ¿es momento de retomar todas estas reclamaciones o estamos a otra cosa?

—Las camareras de piso no han tenido trabajo todo este tiempo, en el momento en el que se retome la actividad ahí están los mismos problemas de siempre. Es verdad que se ha dejado todo esto un poco de lado, porque la que se nos vino encima el pasado 14 de marzo, fue muy grande. Con el BOE y el BOIB todo el día en la mano, no empezabas a leer uno y ya habían salido tres nuevos decretos. Además con esa lectura tan amena que tienen. Nos tuvimos que volcar en este tema. En los dos primeros meses de pandemia en Baleares atendimos más de 40.000 consultas. Te hablo de las contabilizadas. Llamadas de teléfono, correos electrónicos, Whatsapp. Yo trabajaba desde que salía el sol hasta la noche. Ahí no distinguíamos entre el afiliado y el que no está afiliado, fuimos a la necesidad. Mientras tanto a nivel colectivo trabajamos para que las normas fuesen lo más favorecedoras posible, pero nunca hemos dejado de reclamar la derogación de la reforma laboral, la derogación de la reforma de las pensiones del 2013, evitar desahucios, que los alquileres sean asequibles… nuestros temas clásicos, estaban en segundo plano pero estaban ahí. Ahora estamos presionando mucho con la reforma laboral, a ver si ya de una vez nos la quitan de encima.

—¿Hace falta que se priorice la vacunación en el sector turístico?

—No, nosotros ya lo hemos dicho. Es algo injusto. Una vez que los grupos de riesgo estén vacunados y los trabajadores esenciales hay que seguir con un criterio. Los grupos por edades es adecuado. Porque sino vas a tener la reivindicación aquí de los camareros, pero en Asturias piden que se priorice a los mineros, que bajan en cubículos casi sin aire a la mina, hablas con otro colectivo y te dirá también que tiene prioridad. Si vamos al egoísmo, cada uno tendrá su criterio y es el más válidos. Nos tenemos que acoger a un criterio general que es el que ha dictado Sanidad. Parece que ahora todos somos médicos o virólogos. Hay que dejarle estos temas a los profesionales y cuando toque toca.

—La existencia de tanto trabajo de temporada en Ibiza ha sido lo que ha generado el gran impacto de la crisis, ¿hay que cambiar esta situación?

—El turismo de sol y playa no se puede dejar. Es nuestro principal ingreso, además lo llevamos haciendo mucho tiempo y muy bien. Pero en los dos archipiélagos que viven del turismo el PIB ha caído muy por debajo de la media nacional. Hay que reflexionar. Nosotros llevamos 20 años diciendo que hay que diversificar el modelo productivo. Aprovechemos esta situación. Yo tengo mucha esperanza en las energías limpias. Hay que apostar por ellas.

—¿Qué podemos hacer en la isla?

—Hay que explotar los recursos que tenemos siempre con un criterio de sostenibilidad. En las mesas de negociación en las que estamos entre instituciones, patronales y sindicatos la etiqueta ‘sostenible’ está por encima de todo. Tenemos una isla que puede estar abierta todo el año, hay cosas que ofrecer, en invierno tenemos cultura, senderismo, ciclismo… Sobre todo para que si esto vuelve a pasar no nos encontremos en Ibiza con que nos vamos por el desagüe. Hay que ampliar, diversificar, generar más industria, mirar mucho al campo. El campo en Ibiza puede dar buen resultado, hay buena tierra. Apostar por el comercio local también, aunque a veces sea un poco más caro, pero en la medida en la que uno se lo pueda permitir tendríamos que trabajar para que los beneficios se queden aquí.

—En esas reuniones con instituciones y patronales ¿ve que todos remen en la misma dirección?

—Por parte de las patronales, especialmente las hoteleras, no. A ellos les va muy bien que todo siga como está, con sus seis meses de actividad les va muy bien. Hace unos años recuerdo que un empresario italiano de un hotel nos preguntaba por qué tenía que dar seis meses de trabajo. Es así porque lo establece el convenio y él insistía que con cuatro meses de trabajo ya le iría bien. «Saco para vivir el resto del año y en esos cuatro meses invito a la isla a todos mis amigos», decía. Bien, a lo mejor usted como empresario se lo puede permitir, pero ¿cree que un trabajador, con los salarios que hay y el coste de la vida, se puede permitir trabajar sólo cuatro meses? Hay que desestacionalizar, es una senda que iniciamos en 2018 y 2019 y habrá que continuarla.