Según criticó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Davinia Van Praag, dueña de la academia del mismo nombre en Vila, el problema de las academias viene porque Baleares es la única comunidad de España donde han sido equiparadas con los gimnasios y centros deportivos. Algo que ha provocado que, con las nuevas restricciones de la fase 4, tengan que estar cerradas. «Estoy muy indignada con esta decisión porque en el resto de la Península les permiten seguir subsistiendo al poder estar abiertos con grupos reducidos, pero por quien más me duele es por mis alumnas, ya que están jugando con su ilusión», se lamentó la bailarina holandesa con amplia experiencia en Ibiza.
En este sentido, Van Praag criticó «el cambio de criterio constante de las autoridades» desde que llegó el coronavirus. «Desde hace mucho tiempo vivimos pendientes de las decisiones que tomarán los que gobiernan, si podemos abrir o no, si podemos tener grupos reducidos, si podemos bailar o no, y esto es un sinvivir que está provocando que cada vez haya menos niñas que se acerquen a este maravilloso mundo de la danza», explicó.
No en vano, según sus palabras, «se está notando el miedo que hay entre los padres», provocando una avalancha de cancelaciones. Esto ha generado, en su caso, un cambio radical en la forma de llevar la academia. «Estamos haciendo clases online, a través de zoom, pero tuve que despedir a los profesores que tenía y contratar a otros que vengan desde la península, sean autónomos y puedan venir el fin de semana, de jueves a domingo», confirmó Davinia.
Situación límite
Daniel Roig Francolí, creador y director de la academia Real Dance Palace, tampoco está en una situación mucho más boyante.
Cartel de la academia Real Dance Palace donde se informa de la situación. Foto: Daniel Espinosa.
En su caso, tiene su centro cerrado en Santa Eulària desde el 12 de enero y de momento no sabe que va a ser de sus 170 alumnos. «Es una situación límite porque cada día hay una noticia nueva sobre el número de personas que pueden dar clases juntas y porque todo esto se suma a todo lo que llevamos arrastrando desde que llegó el virus».
Por ello, Roig y sus 14 profesores esperan con ganas que llegue el 30 de enero para saber cuales son los siguientes pasos que pueden dar. «Es una escuela muy grande con 260 metros cuadrados, dos salas donde se ofrecen clases de ballet clásico, flamenco, bachata, dance urbano y hasta baile polinesio, y son muchos los gastos a los que hacer frente, desde los 2.500 euros del alquiler a los gastos fijos y los sueldos de mis trabajadores a los que no he tenido más remedio que mandar al ERTE», se lamenta.
A pesar de ello, para este joven bailarín, lo más duro es ver como casi 150 personas de todas las edades no están pudiendo disfrutar de su pasión. «Entiendo que nosotros acabaremos saliendo adelante, porque somos optimistas y la ilusión es lo último que se pierde, pero lo duro está siendo ver como toda esa gente de Santa Eulària está dejando de bailar al ser nuestra academia la única del pueblo».
Clases por zoom y concursos
Mientras están pendientes de las administraciones, las academias se han reciclado y apuestan por clases a través de zoom.
En el caso de Davinia Van Praag se ofrecen sesiones online que sirven «para no dejar de practicar y seguir disfrutando de danza». Por ello, este centro de Vila ha optado por cambiar sus tarifas y sus cuotas. «Cuando llegó la noticia del cierre hace unos días fue duro para mucha gente porque ya habían pagado la cuota y por eso, unido a que hay mucha gente que no lo está pasando bien, hemos decidido que se pueda pagar por clase o por bonos para hacer todo más llevadero», explicó la bailarina.
Sin embargo, esto supone un problema tanto para ellos como para el equipo de Daniel Roig, ya que se tienen que preparar para participar en programas de televisión o campeonatos en la península. «Hemos sido seleccionados para participar en Barcelona en la prestigiosa Jungle Battle, la mayor competición de danza y de plataforma de apoyo para escuelas y bailarines de España, con más de 10.000 euros en premios, y aunque sabemos que tenemos que estar muy preparados porque puede ser un empujón moral para los bailarines y económico para la escuela, de momento está siendo muy complicado porque no podemos juntarnos ni hacer coreografías», lamenta el propietario y director de Real Dance Palace.
Problemas también en Es Clot
Los problemas también han llegado hasta el grupo de baile de la Asociación de Vecinos del barrio de Es Clot, en pleno centro de Ibiza.
Su presidente, Pepe Pérez, lamentó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que las restricciones de aforo y las medidas para mantener la distancia de seguridad entre personas para frenar el avance del coronavirus han provocado que el grupo de bailarines lleve parado desde hace meses. Algo que ha provocado, entre otras cosas, que no hayan podido llevar a cabo su espectáculo anual en el Espai Cultural Can Ventosa, previsto inicialmente para el 2 de mayo de 2020 y después para este sábado pasado.
«Habíamos hecho una inversión muy importante, comprando una tarima nueva para los ensayos en nuestra sede de la calle Agapito Llovet pero desde hace ya mucho tiempo es totalmente imposible que nos juntemos porque nuestros números de baile exigen un alto nivel de contacto entre nosotros y muchos días de ensayo y eso a día de hoy es completamente imposible», aseguró ayer Pérez.
Un problema que, según confirmó, ha dejado a medio centenar de personas de la asociación sin poder disfrutar de su gran pasión. «El grupo de baile de Es Clot es muy conocido a nivel de Ibiza y uno de los mayores atractivos que tenemos en la asociación pero a día de hoy y con todo el dolor de nuestro corazón está completamente parado arrastrando además a una quincena de personas que formaban parte de nuestro taller de guitarra».
El Coro y la Simfònica
Las distancias de seguridad y las mascarillas también han llegado al Cor Ciutat d'Eivissa y la Simfònica Ciutat d'Eivissa. Hace meses ya se vieron obligados a cambiar sus rutinas de trabajo drásticamente y ahora, tras las últimas restricciones de la fase 4 para Ibiza, sus ensayos están completamente parado.
Miguel San Miguel, el director del coro explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que desde el 21 de diciembre llevan sin poder encontrarse para ensayar juntos. «Se podría hacer pero, creo que con mucho acierto viendo las cosas como están, desde el Ayuntamiento de Ibiza nos pidieron que no nos juntáramos para intentar frenar el alto índice de contagios y así hemos hecho».
Por eso, ahora están pendientes del día 30, cuando teóricamente se termina esta fase. Mientras tanto, el grupo sigue ensayando en su casa porque tiene por delante un concierto «muy ilusionante» en Semana Santa. «Para intentar seguir en forma y también para sentirnos vivos envío a todos los componentes del grupo el repertorio a través de audio para que vayan practicando y luego se los voy corrigiendo en la medida que me lo permite hacerlo en la distancia», confirmó San Miguel.
En la misma situación se encuentra la Simfònica Ciutat d'Eivissa con el problema añadido de que la suspensión de los dos últimos conciertos que tenían agendados, uno para el 19 de enero y otro para el 14 de febrero, día de los enamorados.
Según contó ayer su director, Miquel Ángel Aguiló, la alegría de volver a juntarse les duró apenas cuatro ensayos. «Ahora creo que es el tiempo de ser responsables, tenemos que aguantar y capear el temporal, y eso implica quedarnos en casa practicando como se pueda».
En este sentido, «para seguir manteniendo la ilusión y ese espíritu tan bonito de permanencia a un grupo que te da formar parte de una orquesta» entre todos sus miembros han ideado algo muy curioso. Según explicó Aguiló se trata de un vídeo musical de la pieza Abracadabra de Frank Ticheli, «en el que cada uno se grabara en su casa tocando el instrumento, forzándose a ensayar para que salga lo mejor posible» y en el que también aparecerá el músico y director mallorquín dirigiéndoles a todos.
La crisis también llega a la Asociación de Vecinos de Es Pratet
La Asociación de Vecinos de Es Pratet en la ciudad de Ibiza también se ha visto afectada seriamente tras la aparición del coronavirus. El virus ha provocado una catarata de cancelaciones de sus eventos desde el pasado mes de febrero. «Desde que hace casi un año ganamos el premio en el Carnaval de Santa Eulària todo ha ido muy mal porque nuestros cursos de danza se pararon, se recuperaron y se volvieron a parar, y porque hemos tenido que suspender nuestras famosas matanzas, las fiestas patronales y las actividades de Navidad», se lamentó ayer la presidenta de la asociación, Carmen Cárcel.
De hecho, la sede está cerrada «a cal y canto» y de momento no parece que la situación pueda mejorar. Incluso, se ha visto afectado algo tan emblemático como el sorteo del aparcamiento que se celebra cada dos años y que se ha tenido que aplazar tras no poderse celebrar en octubre.
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