Largas colas a primera hora de la mañana para participar en el cribado. | Daniel Espinosa

A las 09.15 horas de la jornada de ayer, lunes laborable, la cola para participar en la tercera jornada de cribado masivo en Vila serpenteaba ya hasta llegar al bulevar Abel Matutes por la calle Sa Real. Una estampa similar a la que se produjo el sábado y el domingo, con la diferencia que ya no era fin de semana.

Este periodista se armó de paciencia para esperar su turno.

Sorprendía el variado perfil de edades, no había más viejos ni más jóvenes. Cada 10 minutos, más o menos, pasaba alguna de las personas que controlaba que se mantuvieran las distancias de seguridad. Preguntaba también si había algún mayor de 65 años, que tenían preferencia para acceder a someterse al test de antígenos.

La fila avanzaba con mayor ligereza de lo esperado y, en apenas 15 minutos, ya había llegado hasta el lateral del polideportivo de Es Pratet. Se cruzaba gente conocida que se saludaba y se contaba sus cosas.
-¿Cómo le ha ido al nene? ¿Al final ha ido al cole?
-Sí, pero no se ha querido poner el baby».
-«Si es que todavía es pequeño...»

Y así se sucedían las charlas que duraban apenas los diez segundos de cercanía.
Para acceder era necesario enseñar el DNI para demostrar que se era residente de alguno de los barrios llamados ayer al cribado.

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Ya no quedaba mucho cuando Julieta Giannini se dio cuenta de que la imagen que tenía de su DNI en el móvil estaba borrosa. Su madre se quedó guardando cola. «Menos mal que vivimos a cuatro cuadras de aquí», explicaba.

Llegó a tiempo. A las 10.05 tuve acceso al interior. En la puerta, tres chicas iban pidiendo la identificación en unas mesas con mamparas con el cartel ‘Admisión'.

Desde ahí fue rápido, apenas cinco minutos hasta llegar a uno de los puestos en los que se hacían los test. «Hola, ¿has tenido síntomas estos últimos días?», me recibe la enfermera. Yo niego y entonces ella me pide que me quite la mascarilla de la nariz y la alce. «Esto te molestará un poco, pero será rápido». Me mete un bastoncillo por la nariz que siento que llega hasta mi garganta. La sensación es muy incómoda, pero vamos, tampoco es que nadie se ponga vacunas o se haga analíticas por gusto.

Me da el número 2.185 con la previsión de que el test esté listo a las 10.26 horas. Me siento en una de las sillas que ocupan casi todo el polideportivo mientras anuncian los números como si fuera una tómbola. Sale el mío y no me dan un perrito piloto, sino un negativo. Era lo esperado, pero lo recibo con alivio. Eran las 10.48 horas y ya había cumplido.

Si no fueron en su momento, todavía pueden ir entre hoy y el jueves de 09.00 a 18.00 horas.