El orgulloso instrumento ya luce en la zona del coro de este pequeño templo que se construyó en 1958 tras incorporar una pequeña ermita en honor a la Virgen del Carmen que se inauguró en 1864 gracias a la petición que había hecho unos años antes a Roma el religioso carmelita, Francesc Palau.
Según explicó ayer Jordi Martí a Periódico de Ibiza y Formentera se trata de un órgano construido en el año 1994 en el taller Rensch de la ciudad alemana de Lauffen y que hasta hace unos meses pertenecía a una capilla protestante de la ciudad de Wiesloch. «Hasta hace poco tiempo la iglesia de Es Cubells tenía su propia órgano electrónico pero este desgraciadamente pasó a mejor vida después de hacer un gran papel y como salía mucho más caro arreglarlo que comprar uno nuevo y surgió esta magnífica oportunidad, en Sant Josep no se lo pensaron dos veces y lo adquirieron viendo que aún siendo de segunda mano estaba en muy buenas condiciones», explicó el director de la coral Homes del Cor de Sant Josep.
El órgano es de los llamados portativos «porque es de pequeño tamaño y podía ser movido de un lugar a otro por apenas cuatro personas». Según Martí puede generar distintas combinaciones de sonidos, «más que suficientes para llenar de sonoridad el interior de un templo que ya de por sí tiene una gran acústica». Algo que se consigue gracias a su motor electrónico para mover el viento y sus tubos de agudos elaborados en estaño y sus tubos de grave hechos en madera y «que pueden ser afinados fácilmente moviendo brevemente unos milímetros sus tapas».
El nuevo órgano sonó ayer por primera vez gracias a la pericia de uno de los organeros con mayor experiencia y prestigio del panorama nacional, Andreu Martínez, encargado de hacer sonar el de la Abadia de Montserrat. Un instrumento mucho más grande que el de Es Cubells ya que tiene más de 12 metros de alto, cinco de ancho y cuatro de fondo, 4.230 tubos, 4 teclados manuales de 58 notas y otro de pedal de 32 notas.
Ocho cantantes del coro
Los elegidos fueron ocho de los diez miembros permanentes que forman parte del coro Homes del Cor de Sant Josep. Todos ellos demostraron un gran nivel, una gran preparación tras varios meses de ensayos, primero en sus casas confinados y luego ya en pequeños grupos, una gran ilusión y una gran capacidad para sobreponerse a unas condiciones especialmente adversas. Cantaron en el altar de la iglesia de Es Cubells con mascarilla y manteniendo la consabida distancia de seguridad decretada por el Govern balear, de tres metros, y que es de las más amplias establecidas para los grupos corales de toda España. «Es muy complicado dar un concierto en estas condiciones porque la mascarilla impide que se pueda respirar bien pero lo más complicado es no poder tener a tu compañero de coro a menos de un palmo de ti, siguiendote y apoyándote con la mirada y con los gestos en todo momento», explicó Jordi Martí.
Para la ocasión, prepararon un repertorio que se adaptaba perfectamente a las condiciones especiales de sonoridad del pequeño órgano que se estaba inaugurando y que se prolongó durante algo más de veinte minutos. Estaba compuesto por las cuatro piezas que forman parte de las Antífonas marianas, Alma Redemptoris Mater (Augusta Madre del Redentor o Madre del Redentor); Ave Regina Caelorum (Salve, Reina de los cielos); Regina Coeli (Reina del Cielo); y Salve Regina (Salve Reina).
Según aseguró Jordí Martí a este periódico, «ha sido un auténtico lujo preparar un pequeño concierto con estas piezas que tienen una gran antigüedad y forman parte del patrimonio histórico musical de este país». Un gran reto además puesto que era la primera vez que los cantantes de este coro de Sant Josep hacían algo parecido. «Nosotros tenemos un repertorio en el que hay piezas más de corte romántico pero ahora nos hemos atrevido con estas joyas que datan de la Edad Media y que es una forma musical y litúrgica que se solía cantar al final de la misa y que consiste en una melodía generalmente corta y sencilla, de estilo silábico, utilizada como estribillo y que se canta antes y después de los versículos de un cántico, himno o salmo, normalmente en latín».
Además, la actuación contó con otro invitado muy especial. El que fuera conseller insular de Cultura i Educació, y también cantante del coro, Marià Torres aportó entre tema y tema unos versos poéticos que ayudaron a aportar melodía y recogimiento en la nave de la iglesia. Fueron cuatro textos entre los que había dos escritos por él mismo y otro del destacado poeta y sacerdote catalán Jacinto Verdaguer.
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