Alrededor de un centenar de personas se manifestó ayer frente al Ayuntamiento. | Daniel Espinosa

«Si el Govern no rectifica, más de la mitad de los negocios de la zona nos iremos al garete y con nosotros unas 300 familias». Son palabras de Pep Tur. El presidente de la Asociación de Empresarios del West End denunció «la discriminación del Govern» y pidió ayuda al Ayuntamiento de Sant Antoni para intentar aclarar un futuro que ve «muy negro».

Los empresarios se concentraron ayer frente al edificio consistorial en señal de protesta por el nuevo plan de medidas excepcionales de prevención y contención de la COVID-19 aprobado por el Govern, que prohíbe la apertura de todos los locales afectados por el decreto 1/2020 contra el turismo de excesos. Es decir, en Ibiza todos los locales de ocio nocturno con aforo para menos de 300 personas pueden abrir con excepción de los ubicados dentro de este sector de Sant Antoni.

Tur argumentó que no entienden qué motivos sanitarios existen para que ellos no puedan abrir y «los de la calle de al lado» sí. «Entenderíamos que por un problema sanitario ningún local de la isla pudiese abrir, pero no que nosotros seamos los únicos», defendió.
Si algo quiso dejar claro Tur, es que no estaban en frente al ayuntamiento para enfrentarse con el equipo de gobierno. «Estamos muy agradecidos al alcalde, Marcos Serra. Desde el primer momento se ha portado muy bien y nos está ayudando en todo lo que puede y más. Es difícil porque no tienen mucho que decir ya que es el Govern el que decide, pero sabemos que lo van a intentar», explicó Tur.

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Ruina económica
Tur no tienen ninguna duda en que si el Govern no cambia de parecer, esta medida supondrá la ruina para muchos de los 55 negocios de la zona. «Somos empresas pequeñas y familiares que vivimos al día. Si no abrimos no podremos aguantar. Nosotros nos arruinaremos y nuestros trabajadores tendrán que ir a Cáritas y a los servicios sociales. El futuro es este. No hay más», lamentó.

El presidente de los empresarios del West End, reiteró que la situación es «muy crítica» y que «el futuro es muy negro». «Si nos dejan abrir será difícil porque la temporada será malísima, pero si no podemos abrir nos vamos al garete y con nosotros todas las familias de nuestro trabajadores».

Tur también rechazó el argumento del conseller de Turismo, Iago Negueruela, de que la prioridad es la «protección sanitaria» y que algunas zonas no favorecen el control. Para el empresario «no habrá aglomeraciones pero, si las hubiera, se producirían igual en el West que en la zona colindante porque se cumplen los mismos requisitos».

Por último, la Asociación no descarta nuevas concentrariones. «No queremos un trato preferente, solo que no nos discriminen. Que nos traten como a los demás», concluyó.