Los centros de fisioterapia han extremado las medidas de prevención e higiene. | Daniel Espinosa

Las clínicas de fisioterapia de Ibiza afrontan durante estos días de la fase cero del desconfinamiento una realidad muy distinta a la que dejaron cuando tuvieron que cerrar el pasado 14 de marzo desde que se decretó el estado de alarma. El auge del coronavirus ha provocado que sus condiciones de trabajo y el tratamiento que dan a sus pacientes se haya visto muy alterado por las medidas de seguridad que desde hace una semana son obligatorias.

Según explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera, Anabel Moreno, una de las fisioterapeutas que trabajan en Centro de Fisioterapia Soma de Sant Antoni, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de las Islas Baleares ha emitido una serie de instrucciones que todos los centros tienen que seguir a rajatabla. Entre ellas, está la obligatoriedad por parte del cliente de informar si se ha tenido síntomas de resfriado o fiebre con temperatura superior a 37ºC, acudir a la clínica sin acompañante salvo que se trate de una persona mayor o que necesite ayuda, priorizar el pago con tarjeta o teléfono móvil o llevar mascarilla durante todo el proceso.

Además, se pide a los clientes que lleven su propia mascarilla y la menor cantidad de prendas y accesorios como anillos, pulseras o bolsos posibles y, muy importante, ser lo más puntual posible para no tener que esperar demasiado y así evitar el mayor contacto posible con otras personas. Y si eso no fuera posible, se recomienda que se mantenga al menos a un metro y medio de cualquier otro paciente. De hecho, en este centro de Sant Antoni, se ha pasado de trabajar nueve fisios a no coincidir más de dos al mismo tiempo.
A todo esto se une otras medidas que están implantando las propias clínicas de fisioterapia de la isla. La más habitual es, como explica Mar Sánchez, de la clínica Mar Sánchez en el número 25 de la calle Fra Vicent Nicolau de Ibiza, «mandar un justificante a los clientes en el que se explica para que hacen el desplazamiento en coche en caso de ser parados en un control de carretera, ser recibidos por la fisio en la puerta donde se hace una prueba de temperatura o eliminar percheros y todo tipo de mobiliario que no sea extrictamente necesario y limpiarse bien las manos con gel desinfectante».

Desinfección
Otro de los hábitos que ha cambiado la llegada del coronavirus son los ciclos horarios con los que se dan los horarios. En todas las clínicas preguntadas por este periódico se desinfecta el lugar después de cada sesión lo que provoca que, por ejemplo, en el caso de Centro de Fisioterapia Soma de Sant Antoni, haya media hora entre paciente y paciente. En el caso del centro Mar Sánchez la sesión se ha visto obligada a recortarse diez minutos para desinfectar y ventilar todo antes de que llegue el siguiente.

Asimismo, prácticamente todo el material que se emplea es desechable. Más allá de las mascarillas que emplean los fisios y que en el caso de Soma son FP2, las batas, los guantes, los gorros y las sábanas se eliminan después de cada sesión. Algo que, por ejemplo, desde Centre de Fisioteràpia Sant Rafel aseguran que se está convirtiendo en un problema ya que empieza a ser un problema el conseguir guantes de nitrilo en el mercado y los que hay, han subido desde los seis euros que costaban antes del coronavirus a los 15 o 20 actuales.