En el albergue provisional, habilitado por el Consell d'Eivissa en el polideportivo de sa Blanca Dona, conviven estos días de confinamiento 53 personas. Dentro del recinto duermen, comen y pasean manteniendo las distancias de seguridad, como si se tratase de una gran coreografía.
Cruz Roja es la responsable de la gestión de este centro temporal. La coordinadora insular de la ONG en Eivissa, Mary Castaño, dice estar sorprendida con la buena convivencia («quizá mejor que en muchas casas») y con la mejora física y psicológica que esta situación está suponiendo para muchos de los usuarios.
En el albergue trabajan tres técnicas y seis monitores de Cruz Roja que se turnan para que el servicio esté atendido las 24 horas. También hay personal de seguridad y de limpieza. Este último acude diariamente al recinto.
Aunque se ha habilitado la pista del polideportivo para el descanso y las comidas –el Consell ofrece un servicio de catering desayuno, comida y cena, mientras que Cruz Roja ofrece un almuerzo y una merienda–, los usuarios cuentan con las zonas ajardinadas del recinto para pasear.
Se intenta que todos lleven a cabo actividad deportiva diaria. Además, como una de las técnicas es terapeuta ocupacional, se aprovecha el encierro para trabajar las habilidades sociales.
Desde Cruz Roja se muestran «encantados» con la convivencia entre usuarios y personal. Castaño destaca el cambio que están viendo en muchos usuarios con los que Cruz Roja ya trabajaba en la calle: «Está siendo una experiencia muy positiva, dentro del contexto negativo. Nos está sirviendo para ver la evolución de estas personas, de un colectivo tan vulnerable que pasa de cero a cien en cinco o seis días al poder dormir en una cama y tener tres comidas al día. A la gente le cambia la actitud y eso se nota en la mirada, incluso en la cara».
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Quizás sería el momento de que ayuntamiento, Consell y otras instituciones públicas se planteen la necesidad de crear urgentemente un centro que dé respuesta de 24hrs a la gente que no tiene donde vivir, sea cual sea su problemática. Una sociedad que no se ocupa de estas necesidades sociales y más en una isla como Ibiza donde corre el dinero para algunos como el agua, no merece llamarse desarrollada ni hablar de bienestar social. Ahora más que nunca habrá que plantearse la urgencia de hacerlo. Cuando se levante el confinamiento y los cobros se reactiven, más gente puede acabar en la calle y nadie está libre de perder su trabajo ni de que la vida dé un giro inesperado. Ánimo y felicidades a los voluntarios de Cruz Roja, Cáritas y todos los que hacéis posible que esta situación mejore para quien más lo necesita. Ojalá no vuelvan a las calles y salga algo bueno de esta desconcertante situación.
Cruz Roja, sobre todo sus voluntarios. Son los grandes olvidados, los que a pesar de todo, están ahí. Sin EPIS, sin tener a su lado a los jefazos remunerados, allí están, ayudando a los demás. Gracias.