Actualmente, en el sistema educativo, la FP se compone de tres niveles: la FP Básica, la FP de Grado Medio y la FP de Grado Superior. De estos tres niveles, el IES Balàfia posee dos de ellos, FP Básica y FP de Grado Medio, de la familia que se ha señalado anteriormente.
Beatriz López es jefa de estudios del centro y profesora de FP. Según explicó, la FP Básica es para el alumnado que «no funciona en el sistema tradicional de Secundaria», ya sea por «problemas familiares, comportamiento o porque deciden optar por la formación encarada al mundo profesional».
Progresa adecuadamente
López aseguró que unos 200 estudiantes han pasado por las aulas de la FP del IES Balàfia. De ellos, la jefa de estudios calcula que «el 100 % del alumnado que sale del centro» puede acabar trabajando en hostelería, «si realmente es lo que ellos quieren», ya que señaló que muchos después estudian una FP de Grado Medio o Superior, tras haber trabajado varias temporadas, porque «la hostelería es un trabajo muy sacrificado».
De hecho, señaló que no tiene tanto alumnado disponible para realizar las prácticas como les demandan los empresarios, por lo que «deberían tener más alumnado» para cubrir esta demanda, ya que «en Ibiza siempre ha habido mucha oferta de trabajo y una necesidad de trabajadores muy grande».
Una de las estudiantes de FP Básica de este instituto es Abril García. García está en primero y se interesó por estos estudios porque la cocina le «gustaba desde hace tiempo», ya que en su casa cocinan «todos».
Lo que más gusta de sus estudios es la asignatura de atención al cliente, porque aprende cosas que hasta ahora no había percibido como clienta. «Por ejemplo, por qué se tiene que presentar unos platos o unos cubiertos por la izquierda y otros por la derecha. Es muy diferente y tiene un significado que sirve para contentar al cliente», resaltó la estudiante.
El gusto por la cocina se lo debe a su madre y su abuela, pero sobre todo la segunda. «Ella siempre me dijo que podía llegar a algo muy bueno en la cocina y yo no me lo creía antes de que empezara a estudiar aquí», indicó García.
La profesora de Abril es María García y lo que hacen en las clases de la FP Básica es «enseñar técnicas básicas de cocina porque son muy jóvenes, tienen 15 años normalmente». «Se les muestra técnicas de corte, los fundamentos básicos de la cocina y ya en la tercera evaluación pueden hacer alguna cosa elaborada».
En esta segunda evaluación ya les están instruyendo en la cocina internacional, «de México o India», pero también cocina tradicional, como el sofrit pagés o el arròs de matances. «En el instituto, todos los jueves se hace un menú, que se vende entre los profesores a precios económicos y siempre tiene mucho éxito porque se agota a todo lo que se cocina», incidió la profesora.
El caso de Víctor Fortes es diferente, ya que se encuentra en el segundo año del Grado Medio de Restauración. A él la profesión le viene casi de familia porque «su padre es cocinero». «Yo quería seguir los mismos pasos pero al final me gustó mucho ser camarero y aquí estoy», indicó el aprendiz de maitre.
«Uno de los motivos por los que me decidí fue para intentar forzarme a hablar idiomas y por el trato con los clientes porque me da miedo hablar en público y lo veo como una oportunidad de perderlo», remarcó Fortes.
Necesita mejorar
Hasta aquí la parte de haber, pero estos estudios tiene una parte de debe. «Una de las cosas que habría que mejorar son las condiciones laborales, porque hay veces que te encuentras a alumnos que han salido de aquí y te dicen ‘he encontrado trabajo' y les preguntas ‘¿y qué tal?' y te dicen ‘bien, pero no tengo días libres, hago 8 horas al día y cobro 1.200'», aseguró la jefa de estudios.
López recalcó que esto no sucede en todas las empresas pero «hay algunas que deberían revisar un poco las condiciones de trabajo de la gente de la hostelería». «Es un trabajo muy agotador y quieren personal formado, que se dirija a los clientes de manera educada, correcta, con una sonrisa, no pueden enfadarse y es mucha tensión la que se soporta», incidió.
A esto hay que añadirle que las prácticas de FP no son remuneradas, ya que «forman parte de su formación y solo se evalúa con apto o no apto, algo que habría que mejorar». Por tanto, aquella empresa ‘agraciada' con un estudiante de FP en prácticas, se ahorra el salario de un empleado durante seis semanas, si es estudiante de FP Básica, y tres meses, si es de FP de Grado Medio.
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