Unas 80 personas acudieron ayer al día grande de Santa Agnès que fue sumando más gente que no dudó en unirse a la procesión a medida que el cielo se fue despejando. | Daniel Espinosa
Ayer por la mañana Santa Agnès celebró su día grande. Las fuertes lluvias y rachas de viento dieron lugar a que muchos ayer se pensaran dos veces el acercarse al pueblo. Por esa razón, la celebración del día grande del pueblo tuvo mucha menos asistencia que la prevista aunque, a medida que comenzó la misa, el cielo se fue despejando y también más vecinos se animaron a participar y la parroquia de Santa Agnès se fue llenando. La jornada se desarrolló con la tradicional misa solemne oficiada por el obispo Vicente Juan Segura, el baile típico por parte de las collas del municipio de Sant Antoni y la procesión un tramo de la carretera principal del pueblo. El desfile de carros fue anulado por el mal tiempo.
El obispo recordó en la misa la trágica historia de Santa Agnès, una joven romana que a pesar de haber sido denunciada por su religión cristiana perdonó al hombre que, por despecho, la condenó a un trágica e injusta muerte. Agnès no solo perdonó a quien la denunció sino que rezó por su curación, ya que éste se quedó ciego. «Esta joven cristiana nos debe servir de ejemplo de vida de oración y de caridad, es una de las mujeres más célebres de la historia y, por eso, ha sido tan querida durante siglos y es importante rendirla honor con estas fiestas», concluyó el obispo.
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