Carrillo explicó que la furgoneta, que sale de lunes a viernes a las nueve de la noche durante todo el año y donde llevan sopas y otras comidas calientes, tiene dos paradas «fijas», que son el Parque de la Pau y el Puerto, a la altura de la estación marítima. Sin embargo, como algunos usuarios no se acercan a estos dos lugares, la furgoneta también recorre las calles para proporcionar ayuda.
«Cada noche atendemos a unas 30 o 40 personas», señaló Carrillo. A todos ellos, Cruz Roja les proporciona productos de alimentación entre los que destacan la bollería y sopas calientes y artículos de aseo diversos.
Periódico de Ibiza y Formentera se desplazó, el lunes por la noche, al Parque de la Pau. Allí pudo hablar con varios de estos trabajadores y usuarios. Una voluntaria, Mariana Ochoa, lleva tres meses ayudando y esa noche se encontraba repartiendo comida a quienes allí acudieron. Explicó que se turnan entre los voluntarios para salir una vez a la semana y hablar con los usuarios para «ver cómo se encuentran, en qué condición de salud, si les falta algo o si están abrigados». Si no lo están, Cruz Roja les da mantas. Además, los viernes, según explicó, se les regalan productos de aseo personal y la ración de comida pertinente -sopas, cola cao, pan o leche caliente-.
Sin embargo, como no siempre llueve a gusto de todos, uno de allí presentes se quejó amargamente de que los fines de semana no se reparte comida. «¿Es que la gente no come los sábados y los domingos?», se preguntó este usuario, de origen magrebí y que no quiso revelar su nombre. Otra persona, llamada Toni, dijo que lleva «apenas un mes» acudiendo a su cita con Cruz Roja después de que se fuera en verano a trabajar a Valladolid como montador de muebles de diseño y lo «engañaran» con el sueldo y diciéndole «que la vivienda era barata». Después de cuatro meses, comprendió que el sueldo no le llegaba, pues, además, tiene tres hijos. Actualmente vive en una caravana de un amigo, indicó esta persona, quien lleva nueve años en Ibiza y se está «moviendo un poquito» en busca de trabajo. De hecho, según dijo, está trabajando días sueltos en tareas de mantenimiento a la espera de que llegue enero y poder «levantar cabeza».
Sin cama
Igualmente, otro usuario, llamado Adrián Amaya, indicó que lleva tres años recibiendo la ayuda de Cruz Roja, una ayuda que «podría ser mejor», pero que «está bien». Entre los alimentos que recibe citó napolitanas, cola cao o latas de atún, además de artículos diversos como mantas o cepillos de dientes. «Me dan de todo», dijo agradecido. Desde agosto lleva acudiendo al Parque de la Pau en busca de ayuda.
Otro ciudadano, quien tampoco dio su nombre, dijo, sin embargo, que no estaba contento con la ayuda recibida de Cáritas, ya que «lo primero que tendrían que hacer es darnos sitio para dormir». En este sentido, lamentó que «hay camas vacías» y no se las ceden a la gente. «A los que vienen de fuera los cogen enseguida, y los que llevamos años aquí esperando no nos comemos un ‘torrao'», intercedió Amaya, quien vive en un colchón en una azotea. «Está muy mal; te tienes que buscar la vida», dijo. «Sí, está fatal», concordó otro de los usuarios, de origen tunecino, y muchos de los allí presentes asintieron con la cabeza.
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