Infantes de Marina toman posiciones tras descender deslizándose por una cuerda desde un helicóptero SH3D, un ‘Morsa’. | Daniel Espinosa

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La explanada principal de sa Coma se convirtió ayer a mediodía en un improvisado ‘campamento de terroristas', media docena de encapuchados que mantenía secuestrado a un rehén, una pieza que iba a ser liberada tras una rápida incursión ejecutada por una unidad de Infantería de Marina desplegada desde una helicóptero.

A lo largo del escenario recreado, centenares de jóvenes en una tribuna instalada para la ocasión, y otras decenas apostados por las zonas altas de las instalaciones. Los movimientos del equipo de rescate era avanzado por un relator.

Los primeros en aparecer en escena: dos helicópteros, uno de ellos provisto de armamento para abrir un espacio de seguridad a la segunda aeronave: un SH3D, un ‘Morsa' del que descendieron ocho efectivos de la Infantería de Marina que, tras tomar posiciones de seguridad, fueron avanzando en un ‘ficticio fuego cruzado', abatiendo uno tras otro a los efectivos que hacían de improvisados terroristas. Una vez alcanzado el inmueble, la unidad especializada aseguró la evacuación del rehén en un vehículo ligero y, posteriormente, facilitaba la evacuación de dos compañeros que habían sido alcanzados durante la aproximación al punto donde los ‘terroristas' mantenían al rehén. La culminación del ejercicio y la fulgurante salida de los vehículos fue acompañada por los aplausos del público asistente. Los decibelios en la gradería subieron cuando el piloto del helicóptero ‘Morsa' realizó una pasada a unos pocos metros del suelo y se despidió saludando con su brazo desde la cabina.

Asalto a un ‘check point'
La demostración en sa Coma continuó con la resolución de un incidente protagonizado por el conductor de un camión en un punto de control. En este punto entraban en acción la Unidad Canina, Duve y Becky, dos Pastor alemán adiestrados en la detección de explosivos y en defensa.

El can adiestrado en protección se encargaba de neutralizar el ataque del individuo que realizó una serie de aspavientos y pretendía agredir a uno de los efectivos.

Posteriormente era el turno del can adiestrado para localizar material explosivo. Para este ejercicio, el relator del acto, el capitán Herráiz, solicitó la comparecencia de dos voluntarios. A su petición, la totalidad de la grada alzó los brazos en cuestión de un segundo.

Los dos estudiantes seleccionados movieron las cajas con el señuelo, cajas que fueron detectadas a la primera por los animales situándose junto a ellas.

Robot desactivador
La exhibición en sa Coma finalizó con la entrada en acción de los especialistas en desactivación de explosivos. El primero en actuar, un artificiero que certificaba la presencia de explosivos en un paquete abandonado. Confirmada la incidencia, desplazaba hasta el punto de la carga al robot desactivador de explosivos por control remoto.

Pertrechado con el equipo de protección y retirado a una distancia de seguridad, el especialista hizo que el robot detonase la carga, poniendo punto final a la demostración y dando paso a la curiosidad de los pequeños. Nuevamente, más fotografías y autógrafos en un día de contacto con la Infantería de Marina.