Decenas de viviendas sufrieron cuantiosos daños por la caída de grandes pinos que en muchos casos atravesaron propiedades, calles o carreteras. | Daniel Espinosa

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Carretera de Cala Gració. Primera hora de ayer. Una docena de operarios de la compañía Elecnor trabajan a contrarreloj en la reconstrucción del tendido eléctrico. Muy cerca, en el solar donde resultaron heridos tres trabajadores, sus compañeros retiran con las máquinas los restos de las estructuras convertidas en un amasijo de chatarra por la embestida del tornado. Hasta la zona también se han dirigido una patrulla de la Guardia Civil, Policía Local y personal de Emergencias para supervisar uno de los puntos más castigados por el cap de fibló que el martes a mediodía golpeó con violencia una franja de siete kilómetros de Sant Antoni, desde Cala Gració hasta Corona, dejando una huella de destrucción con miles de árboles tumbados y «cuantiosos daños materiales», según señaló ayer Marcos Serra, alcalde portmanyí.

24 horas después del paso del tornado, vecinos de la zona y de otros puntos del munipio comprobaban sobre el terreno lo que calificaron de un «auténtico escenario de guerra».
Las urbanizaciones y viviendas localizadas en la zona comprendida entre Cap Blanc y es Caló des Moro fueron unas de las más castigadas por el torbellino que trajo rachas de viento de hasta 140 kilómetros por hora. Ayer, una flota de camionetas se movía por el escenario arreglando el tendido eléctrico o cargando los troncos troceados de los árboles cuya retirada era más urgente para tratar de recuperar cuanto antes una «cierta normalidad», según apuntó el primer teniente de alcalde, Joan Torres, quien siguió la evolución de los trabajos junto al responsable de Emergencias, Eduardo Parga.

Daños cuantiosos en Can Coix
A mediodía, Torres y Parga repasaban el mapa de daños y advertían que los estragos eran mucho mayores de lo previsto inicialmente. Así, el helicóptero de la Conselleria de Medi Ambient que sobrevoló y fotografió la zona devastada, advertía que los árboles caídos se contaban por miles.

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La Dirección General de Emergencias e Interior (DGEI) daba por finalizada la fase de emergencia por meteorología adversa en Sant Antoni, pero mantenía activo el plan Meteobal en fase de normalización hasta que se terminen los trabajos. Parga apuntó que esto podría llevar meses dada la gran cantidad de masa forestal afectada.
La prioridad del plan de emergencias era restablecer la carretera de Santa Agnès a Sant Antoni, que permanecía cortada al tráfico desde el martes. Joan Torres detalló que en los trabajos participaban ayer una treintena de brigadistas del Ibanat, diez bomberos, ocho integrantes de la brigada municipal de obras y siete de Xarxa Viària, además de siete integrantes de Protección Civil.

Durante la mañana se cortó el suministro de luz desde la zona de Sa Capella hacia la carretera de Santa Agnès para que los operarios pudieran trabajar con seguridad, ya que tenían que cortar una serie de árboles que cayeron sobre el tendido eléctrico.

Paralelamente, dos técnicos municipales se movían por el escenario del siniestro para evaluar accesos, caminos y daños de viviendas de la zona, una información que era trasladada a la brigada municipal que se encargaba de las reparaciones.

Los daños más cuantiosos se concentran en el Polideportivo de Can Coix. Torres indicó que la cubierta presenta daños muy graves, que requerirán una laboriosa actuación. Los técnicos municipales elaborarán un informe para evaluar el estado de una infraestuctura que permanecerá cerrada. De momento, los numerosos daños causados por el impacto del tornado ha obligado a suspender todas las actividades programadas en las instalaciones.