Marisol Ferrer, concejala de Cultura de Santa Eulària, en el Passeig de S’Alamera. | Daniel Espinosa

Marisol Ferrer Ferrer afronta su primera legislatura como concejala de Cultura de Santa Eulària. Sustituye a una de las clásicas de nuestra isla, Ana Costa, quien llevaba en el cargo varias legislaturas. Nos recibe en su despacho, amable y algo nerviosa, pero tras la sesión de fotografías con Daniel Espinosa en el Passeig de S'Alamera se relaja y se suelta. Además, afronta cada tema demostrando su experiencia como profesora de Infantil. Lo explica todo perfecto, claro y conciso y esto lo agradecemos los periodistas cuando tenemos varios temas al día. Además, juega a su favor el que Santa Eulària sea un referente en muchos aspectos, uno de ellos, el cultural.

—Estábamos acostumbrados a hablar con Ana Costa. Ahora la sustituye usted. ¿Cómo llegó hasta este despacho?
—Yo vengo del mundo educativo. He sido maestra de Infantil muchos años y esta aventura comenzó una noche. Me llamaron por teléfono, me ofrecieron el cargo y al principio pensé que se habían equivocado. Cuando insistieron si que vi que el tema iba en serio. Me costó decidirme porque sentí algo de vértigo. Pasar de ser profesora en un colegio a ser concejala de un municipio como Santa Eulària son palabras mayores.

—Afortunadamente la educación y la cultura siempre van muy unidas...
—Es cierto. Los niños y los jóvenes son nuestra cantera y la cultura les tiene que ayudar a ser mejores personas.

—¿Se consideran un municipio ejemplo en este sentido?
—Eso lo tienen que decir otros pero si es cierto que gracias al equipo de Ana Costa hemos potenciado esa relación educación y cultura.

—¿De qué puede presumir Santa Eulària a nivel infraestructuras?
—De mucho. El Teatro España, el Museo Barrau, el Centro Cultural de Jesús, el Centro de Puig d'en Valls... de edificios que ayudan a la difusión de la cultura.

—¿El Teatro España es su gran referente?
—Tiene una gran dinámica cultural con películas, actos, conferencias... y está en el centro del pueblo. Pero creo que el espacio más importante es el Palau de Congressos. Nos permite programar eventos de gran calidad con grupos internacionales. Incluso, sirvió para acercar la ópera a los ibicencos.

—¿Cómo está ese tema? ¿Se podrá recuperar en algún momento?
—Ojalá. Todos los ibicencos tienen que estar muy agradecidos a Armin Heinemann por acercarles la ópera. Al principio su público era casi todo extranjero porque a los ibicencos nos cuesta acercarnos a lo nuevo pero después consiguió que se convirtiera en un clásico e hizo mucho bien. Ojalá pudiera volverse a hacer.

—Hay quien critica que la Sala Barrau no tiene la promoción necesaria...
—Lo respeto pero el Ayuntamiento está haciendo un gran esfuerzo para darla a conocer y los resultados están ahí. Siendo un museo dedicado a un pintor muy local, que vivió en Santa Eulària, tiene muchos visitantes, sobre todo en verano.

—Los horarios siempre son un caballo de batalla ¿Les afecta la ley Montoro?
—Siempre afecta. Como a todos los consistorios de España nos gustaría poder abrir más horas los espacios culturales y disponer de más personal. Es difícil y nosotros lo vamos capeando como podemos.

—¿Su tipo de turismo influye a la hora de programar cultura?
—Sin duda. Pero esto no es nuevo. Desde la primera legislatura de Vicent Guasch se apostó por una Santa Eulària de turismo familiar y eso siempre influye porque son gente con más interés por la cultura aunque les pueda chocar ciertas manifestaciones culturales o tradicionales como el ball pagès. Siempre les sorprende cuando lo ven por primera vez porque la mayoría no saben que tenemos esto. Por eso creo que es algo que también tenemos que promocionar aún más.

—Con el Centro Cultural de Jesús han sacado la cultura fuera de Santa Eulària. ¿Se consideran pioneros en ello?
—No lo se. Lo que si es cierto es que siempre ha sido una prioridad en el consistorio, sea quien sea el alcalde. No podemos centralizar la cultura sólo en Santa Eulària y en esto creo que si, que el Centro Cultural de Jesús ha sido un gran acierto.

—Si otros ayuntamientos le pidieran consejo ¿qué les diría?
—Les diría que todo es empezar y liarse la manta a la cabeza porque los actos culturales no pueden quedarse sólo en un sitio por más que sea el pueblo más grande. Qué piensen en todos los ciudadanos y vayan más allá.

—¿Entiende que algunos residentes puedan tener cierta envidia?
—Es que en Santa Eulària se trabaja muy bien. La cultura tiene que formar parte de la sociedad para que ésta no repita su misma historia siempre. Es fundamental para no repetir los errores del pasado.

—Pero a los ciudadanos pie les cuesta acercarse a la cultura...
—Es cierto. Es muy importante mentalizar a la población de que la cultura es necesaria. Se tiene que inculcar desde la cuna pero eso pasa inevitablemente por acercarla a la gente. Al principio hay que ponérsela en la puerta de su casa para que se acostumbren y promocionarla mucho porque después, cuando ven que es bonito y merece la pena, la ven como algo positivo.

—¿Qué retos tiene Santa Eulària en materia cultural?
—Básicamente todos en infraestructuras. Una nueva escuela de música en la Plaza del Mar, una nueva ubicación para el centro juvenil y la biblioteca municipal y las ampliaciones de los Punt Jove de Puig d'en Valls y Jesús.

—Se que usted acaba de aterrizar pero ¿tiene constancia de que Ana Costa se marchara con algo pendiente?
—Sinceramente no. Seguro que hubiera querido hacer más cosas pero creo que ha hecho un magnífico trabajo y no se ha dejado nada en el tintero.

—La última, ¿está contenta con el presupuesto de su concejalía? Parece que Cultura siempre es la hermana pobre...
—No está mal. Todas las concejalías siempre queremos que inviertan más en nosotras pero en Santa Eulària Cultura siempre ha estado muy bien valorada.