Vicent Marí siguió muy atento los resultados que iban saliendo. | Marcelo Sastre

Los colegios electorales de las Pitiusas cerraron sus puertas a las 20.00 horas de ayer y, a partir de ese momento, empezó una larga y tensa noche electoral para todos los partidos. El PP hizo seguimiento de los resultados en el centro cultural de Jesús, el PSOE siguió la noche electoral en el hotel Argos, mientras que Podemos, Vox y Ciudadanos se quedaron en sus sedes electorales. La noche se empezó a animar pasadas las 22.00 horas, pues ya se sabía de antemano que los resultados empezarían a salir más bien tarde.

En el hotel Argos hubo muchos abrazos, la mayoría de consuelo. El único con una sonrisa en la cara era Agustinet, que levantaba a la gente en el aire con sus abrazos de alegría. Ya lo indicaba Patricia Abascal, preguntada por los sondeos que daban mayoría progresista en el Consell: «Hay que ser prudente». E hizo bien en no vender la piel del oso antes de cazarlo porque se les escapó. «Más sustos no», decía Abascal tras el estruendo de un altavoz que cayó sobre una mesa. La baja participación dejó a un PSOE cariacontecido que tiene en el aire la posibilidad, remota en apariencia, de poder gobernar en Sant Antoni y Eivissa.

En la sede de Podemos los nervios se respiraban en el ambiente. Ante el ordenador, los distintos candidatos iban siguiendo los resultados y refrescando la pantalla casi cada minuto con la esperanza de que algo cambiase y haciendo sus cábalas. «Aún queda mucho por escrutar», decía Viviana de Sans. Pero finalmente poco cambió en el Consell d'Eivissa. «Obviamente no son unos buenos resultados», admitía.

El optimismo y alegría de los candidatos de Sant Josep y Sant Antoni, Pere Ribas y Fernando Gómez, donde la formación morada espera poder pactar para formar gobierno, nada tenían que ver con las caras del resto de candidatos. Un panorama totalmente contrario se vivió ayer en el centro cultural de Jesús donde el Partido Popular no pudo hacer otra cosa que festejar. El primero en hacer acto de presencia fue Vicent Marí al grito de «¡presidente!» cuando aún quedaba más del 50 % de los votos por escrutar. Aún así, su sonrisa delataba lo que iba a pasar una hora y media después. La entrada de Carraca y Carmen Ferrer también fue entre gritos y palmas por su mayoría absoluta y José Vicente Marí Bosó lo hizo al grito de «alcalde». La alegría fue palpable desde, prácticamente, el principio del escrutinio y tanto apoderados como simpatizantes no dudaron en hacérselo saber a sus políticos. Uno de los gritos más sonoros quizás fue cuando se conoció que se había escrutado el 100% de Vila y que Marí Bosó superaba en votos a los socialistas. La alegría estaba servida.