La Fiscalía ha mantenido este jueves su solicitud de 12 años de prisión para un hombre al que sorprendieron ofreciendo droga --gas de la risa, entre otras sustancias-- a dos turistas en agosto de 2018. También está acusado por morder a uno de los agentes y resistirse a su arresto. Su defensa pide la absolución.
Durante su declaración en el juicio, que ha tenido lugar en la Audiencia Provincial de Baleares, el acusado ha explicado que mientras estaba paseando solo de madrugada en una zona de marcha de Sant Antoni (Ibiza), le agarraron por la espalda y él, al verse sorprendido, forcejó y pegó un mordisco a uno de sus atacantes.
Según ha dicho, hasta que no lo tiraron al suelo y le dijeron que estaba siendo requerido por la Policía Local no supo quién le había agredido. Cuando lo supo, paró de forcejear y colaboró. También ha explicado que la calle estaba llena de personas por lo que puede que se hayan confundido de persona.
Respecto a la droga que se le decomisó, el procesado ha señalado que era para «consumo propio y para sus amigos». Sobre el dinero intervenido --117 euros-- ha señalado que corresponde al «pago en negro» por «un trabajito» de construcción que había realizado pues aunque estaba de vacaciones en la isla se le había acabado el dinero.
En concreto, en el cacheo se le intervinieron distintas cantidades de cannabis, ketamina, MDMA y 116 ampollas metálicas con óxido nitroso, --sustancia conocida como gas de la risa--, así como varias decenas de globos de colores y dos dispensadores para hincharlos, ya que esta droga se suministra vía pulmonar.
Varios de los agentes de la Policía Local que han declarado como testigos han explicado, sin embargo, que aunque iban de paisano no le sorprendieron por la espalda sino que se identificaron de frente, tanto en castellano como en inglés.
Tras esto, han coincidido en decir en que el procesado arremetió contra ellos en un callejón cercano a la zona de ocio nocturno. Han explicado que le sorprendieron estando a solas junto a dos turistas y no en la propia zona.
Debido a la actitud violenta del sospechoso, los policías han explicado que tuvieron que pedir refuerzos. Tal como han relatado, mordió a uno de ellos, a otro le arrancó la camiseta y la placa y le hirió en la cara. Utilizó una «violencia extrema», ha manifestado uno de los agentes que también ha dicho que hasta el momento «no se habían topado con una persona tan violenta». Otro ha explicado que recibió una patada en la mano.
En concreto, la Fiscalía le imputa un delito de atentado a agentes de la autoridad y dos contra la salud pública. Para fundamentar su acusación, entre otros motivos, ha dicho que se trata de un «delincuente reincidente» que ya había sido condenado por hechos similares --resistencia y lesiones-- o que, tras los análisis forenses, no se hallaron sustancias estupefacientes en su cuerpo.
La abogada defensora ha pedido la absolución pues los hechos «no han quedado acreditados» y existen «dudas razonables» de que se cometieran los delitos que se le «pretenden imputar» a su defendido.
Así, la letrada niega que haya acreditado que la droga sea para su venta y que sí puede ser para consumo propio y para sus amigos. En este sentido, ha dicho que no «ha habido intercambio de dinero».
Respecto a las lesiones, asegura que su representado no lo hizo a propósito sino que corresponde a su uso de la «legítima defensa» debido al «conflicto generalizado» entre la Policía Local de la zona y las personas negras, que tienen «miedo» de las actuaciones policiales.
En el uso de su última palabra, el acusado ha señalado que se encontraba de «vacaciones» y que nunca tuvo intención de hacer daño a nadie pero que, si esto fue así, pide «disculpas».
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