Por ello, han decidido invertir sus vacaciones de Semana Santa en enseñar a 24 niños, de entre 8 y 12 años, la historia romana. «Es fundamental hacer este tipo de talleres y actividades porque es una forma de aprender de forma lúdica. Y es que la historia es muy divertida», matizó Mezquida.
Esta semana se están centrando en hablar del calendario y el por qué de los meses -para lo que han elaborado un reloj solar-, la alimentación que tenemos, etc, «porque somos romanos». Se trata de la tercera edición dedicada a Roma, ya que, cada año, se trata una cultura diferente; la diferencia, a juicio de los monitores, es que esta es muy extensa.
Bet es una de las asistentes. A sus 15 años desborda sabiduría por los cuatro costados y alaba el trabajo de Mezquida, Ferrer y Marí. «Ellos se llevan el mérito por los métodos que utilizan», dijo ayer durante uno de los talleres. Para ella, la historia es diferente desde que la aprende divirtiéndose. «Tengo compañeros en el instituto a los que no les gusta la historia, pero a los que venimos aquí sí», recalcó. «Un año hicimos máscaras púnicas y este vamos a construir una casa romana para aprender las partes que tiene», añadió.
La misma opinión es compartida por Josep, un niño de 12 años que es habitual en este tipo de talleres. «Son muy creativos y es mejor estar en un museo aprendiendo que con un libro», dijo entre risas. Además, está convencido de que «sabemos más de historia los que venimos aquí que los que no vienen».
Para Miquel también suma los nuevos amigos que hace cada año. Lleva cuatro acudiendo a este tipo de talleres y asegura que lo seguirá haciendo. Hugo, por su parte, dejó claro que «cuesta menos madrugar para venir a estudiar aquí que para hacerlo en el colegio».
Según explicó Mezquida, este tipo de talleres se han venido celebrando en los meses de verano, pero la demanda ha hecho que también se trasladen a las vacaciones de Semana Santa.
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