Según explicó a Periódico de Ibiza y Formentera el polifacético artista barcelonés, afincado en la isla desde los años 80, la exposición consta de 40 cuadros de pequeño formato, de 20,5 por 11 centímetros, otros dos cuadros grandes que tienen 70 por 100 centímetros y otros dos de mediano tamaño, de 70 por 50 centímetros. Todos ellos los ha realizado Fabregat empleando técnica mixta y mezclando acrílicos, óleos y barnices.
En cuanto al contenido, el barcelonés asegura que «estando como estamos sobredeterminados y condicionados por un pensamiento que no es el consciente» no pretende transmitir «ningún mensaje concreto, ni ofrecer un discurso determinado» sino que más bien ha trabajado «para el fruto de su trabajo le sorprenda en primer lugar a él mismo». Sin embargo esto no quiere decir que deba salir cualquier cosa, sino al contrario, «hay que tratar de encontrar la vía de sorprender y de llegar también al que lo contempla».
En este Fabregat sentido subraya que en la medida que el resultado tiene que ver con él, por medio del proceso del trabajo, «confía en que también tenga que ver con el observador de la obra para que así se cumpla una de las funciones básicas del arte: que sea el espectador quien termine la obra y de ese modo pueda encontrar en esos rostros rasgos que le gustan, otros con los que se identifica u otros que le producen inquietud…»
Además, el pintor señaló que en la evolución de sus rostros a lo largo del tiempo, «se ha ido produciendo tal vez un despojamiento». Concretamente aseguró que «es posible que en un principio estuvieran más pegados a la apariencia real y que con el tiempo se haya producido una depuración que, incluso, en ocasiones ha llevado a la desaparición de los rasgos fisonómicos».
Un proceso previo de absorción
Respecto a su proceso creativo, Fabregat asegura que antes de la ejecución hay un trabajo previo de absorción, «no necesariamente de obras de arte, sino que hay un procesamiento de aquello que uno lee, de lo que habla con la gente, de lo que pasa en el mundo…». En este sentido cree que su trabajo «consiste en desbrozar y vacíar de contenido en un proceso que lleva a dejarse atravesar por el lenguaje o de dejarse pintar, lo mismo que sucede con la escritura automática que pusieron en práctica los surrealistas, y que Dalí transformó en su particular método paranoico crítico».
Finalmente, el autor de Visages aseguró que todo esto no tendría sentido si el trabajo no fuera satisfactorio o suficientemente válido para ser mostrado y pudiera conectar con el espectador.
Artista polifacético de gran prestigio
Carles Fabregat, natural de Barcelona, se formó en la Escuela Massana, la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos (Llotja) y la Facultad de Bellas Artes de Sant Jordi. A partir de los 80 del siglo XX su obra se ha ido mostrando en exposiciones colectivas e individuales.
Sus variadas inquietudes e intereses artísticos lo llevan a trabajar en los campos de la ilustración, el diseño gráfico, la realización de documentales y la gestión cultural y artística, destacando su función como director de la galería de arte Via 2 de Ibiza entre 2006 y 2010 y como director del Espai Cultural de Can Ventosa, en la ciudad de Ibiza, durante doce años. Además, tiene publicados varios libros de narrativa y de poesía, destacando los poemarios Clos desig (2005) y Suite del Pachá (2015), premiados por los ayuntamientos de Castellón e Ibiza, respectivamente.
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