En este sentido, José Osorio, director de Vía Construcción, destacó que «Ibiza es una isla muy puntera en turismo y eso conduce a que haya mucha actividad, tanto de reformas de viviendas para turistas como del sector hotelero» aunque matizó que la realidad es distinta en las oficinas y las viviendas plurifamiliares, «donde sí hay falta de proyectos respecto a otras ciudades españolas».
Una preocupación común de varios de los ponentes que participaron es el tiempo que tardan las licencias en darse a los ayuntamientos, a diferencia de otras ciudades como Madrid, Barcelona, Mallorca o Málaga.
En cuanto a los proyectos que se han presentado, la arquitecta Carmen Navas-Parejo presentó una vivienda en Dalt Vila, rehabilitada integralmente, que partía de una ruina y cuyo objetivo fue volverse al origen y el espíritu de la vivienda, que fue gótica en su momento. Navas-Parejo cree que la arquitectura «está en auge» en la isla y que la crisis, realmente, «nunca llegó a afectar al sector de la construcción».
El tipo de proyectos más frecuentes son de tipo unifamiliar, en casas de lujo, con un cliente extranjero con un poder adquisitivo elevadísimo. La arquitecta explicó que desde 2005, con la aprobación del Plan Insular Territorial (PTI), se liberalizó la construcción en suelo rústico. «Se concedieron muchas licencias y hubo un crecimiento muy rápido en suelo rústico», explicó.
Ahora, en cambio, «el objetivo político ha sido la paralización y el bloqueo», analizó Navas-Parejo, en referencia a la aprobación de la cautelar que modifica el PTI. Finalmente, la arquitecta dijo que Dalt Vila y el casco histórico de La Marina son una ventana de oportunidad para arquitectos e interioristas para realizar reformas, ya que el barrio se encuentra «en un estado de conservación lamentable».
Jaume Serra, arquitecto de Atlant del Vent Arquitectura, comparó el diseño de dos viviendas, «totalmente dispares en cuanto a superficie pero muy similares en cuanto a programa funcional», explicó Serra. Es decir, que siendo una vivienda el doble de grande que otra (hablamos de casas entre 300 y 600 metros cuadrados), pueden ser igual de funcionales.
Cambios normativos
Respecto a la diseño, hay muchas opciones, según Serra, «muchos creativos» y «mucha productividad». El problema, sin embargo, es el urbanismo porque «en los últimos 20 años cambia el color político cada cuatro, y eso nos lleva a problemas de adaptación con las normativas que se tienen que poner en vigor», señaló Serra, ya que muchas leyes se derogan, otras son aprobadas de nuevo y, en general, las normativas son «muy cambiantes».
«Cada vez son más restrictivas, y estoy de acuerdo con eso, pero los criterios y la objetividad y subjetividad de los técnicos locales no termina de ser lo clara que debería ser», argumentó.
En la línea de Navas-Parejo, dijo que tener una licencia de obras en suelo rústico es «casi imposible» y que estos problemas ralentizan mucho los trabajos. «Empezamos un proyecto y hasta los tres años no podemos empezar a construir, y hasta los cinco años no termina», ejemplificó el arquitecto, que explicó que estas circunstancias generan «indignación» entre los clientes y la consecuencia es que muchos de ellos deciden seguir vías ilegales para realizar reformas.
Joan Roig, arquitecto de Size, detalló en su ponencia dos proyectos de una vivienda unifamiliar de tamaño medio y otra que representa un cambio de escala y tipológico hacia un edificio de vivienda plurifamiliar de 25 unidades.
Para Roig, igual que para sus otros compañeros, «es complejo operar en Ibiza urbanísticamente hablando», pese a que los técnicos municipales, aseguró, «siempre intentan ayudar». Por ello, Roig espera que desde la política haya consenso para que las leyes tengan «una cierta durabilidad» para que arquitectos, aparejadores e interioristas puedan desempeñar su profesión «con seguridad jurídica».
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