El GOB y Terraferida, dos grupos ecologistas que se han mostrado muy críticos con la gestión que ha hecho la izquierda en asuntos como turismo y ordenación del territorio –y que han alentado el movimiento en contra de la ampliación de la carretera entre Campos y Llucmajor– recibieron ayer con elogios la aprobación en el Parlament de la Ley de Residuos que fija un nuevo modelo de gestión para su tratamiento y eliminación y se anticipa a las directrices estatales y comunitarias para la supresión del plástico.
El pleno del Parlament, sin ninguna sorpresa sobre el largo debate que precedió a la votación final (y que forzó a atrasar un año, del 2020 al 2021 la supresión de envases plásticos de un solo uso), aprobó la ley con absoluta unanimidad de los grupos de izquierda y algunos reparos de la oposición (PP, PI y C's) que consideran que el adelanto de plazos y la disconformidad de algunos sectores frustre el proyecto.
Aitor Morrás, diputado de Podemos, detalló en una de sus intervenciones la presión de ‘lobbies' para modificar el proyecto.
La ley blinda para siempre la importación de basura a Balears para su eliminación y establece un nuevo sistema en el proceso de eliminación de residuos. Obliga a establecimientos hoteleros a facilitar agua de manera gratuita (aunque sólo en municipios donde esté garantizada su calidad) y abre la puerta al sistema de devolución de dinero a cambio de reciclar envases. Es un sistema habitual en Europa que en Balears se aplicará poco a poco.
«El Planeta se está muriendo, estamos en una guerra contra el plástico y la mejor arma es la concienciación», aseguró Miquel Gallardo (MES).
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