Tres de los 81 perros que hay en el Centro de Protección Animal de sa Coma. | Marcelo Sastre

«Una mascota no es un regalo, menos aún cuando la otra persona no sabe que se lo vas a dar». Este es el mensaje que Montse García, concejala de Medi Ambient del Ayuntamiento de Vila, ha querido transmitir antes de adoptar a cualquier animal del Centro de Protección Animal de sa Coma.

Aunque asegura que ha habido un descenso de entradas de perros al centro, de los 459 en el año 2015 a los 345 en 2018, dice que esta cifra tiene que seguir bajando en 2019. «De las 345 que han entrado, 109 han sido recuperados por sus dueños y 155 han sido adoptados», señala García. Esto hace que en sa Coma aún queden 81 canes que necesitan una familia.

De hecho, Lara es la última perra en entrar al centro. Se trata de un podenco que dos voluntarias se encontraron en el monte mientras hacían una ruta en bicicleta. Según cuenta la concejala de Medi Ambient, su estado no era óptimo por lo que tuvo que estar varios días ingresada en el veterinario para recuperarse; además no tiene ‘chip' para poder saber quién es su dueño.

En el otro extremo está un perro considerado de raza potencialmente peligrosa que lleva cuatro años en sa Coma. Entró a raíz de que sus dueños no quisieran seguir manteniéndolo en casa al considerarlo «peligroso». García dice que fue difícil sacarlo del lugar en el que se había criado, pero cuando llegó al centro se dieron cuenta de que sufría intolerancia a ciertos alimentos, lo que se había reflejado en la piel del can. «Los animales que tienen pelo claro suelen tener la piel muy delicada y fue su caso. Cuando llegó aquí tenía una infección muy grande en la piel que no le habían detectado y por esa estaba nervioso y podía parecer peligroso».

Cada perro tiene su historia aunque no todas se conocen. Por suerte, en este Centro de Protección Animal reciben los cuidados necesarios para poder tener una vida digna. «Siempre recomendamos adoptar antes que comprar, pero antes hay que venir aquí a conocerlo, pasear con el animal y después ir a casa a debatirlo con la familia», señala García. Y es que, a su juicio, es necesario que hay consenso entre todos los miembros ya que luego todos van a tener su papel en el cuidado del animal, desde sacarle de paseo hasta jugar con él. Además, la concejala matiza que tener un animal cuesta dinero y hay que tener en cuenta factores como el tiempo que vas a permanecer viviendo en la isla y si estarías dispuesto a llevártelo en caso de irte o si viajas mucho por ocio o por trabajo.

Gatos
En cuanto a los gatos que hay en sa Coma, García explica que en 2018 han registrado 60 entradas, de los cuales seis han sido recuperados por sus dueños y 28 adoptados. «En total habremos recogido unos 120 gatos y hemos esterilizado a otros tantos más, pero a muchos se les deja en sus colonias», explica.

En este sentido, recuerda que en la propia puerta del centro se ha creado una colonia de gatos que están esterilizados y en buen estado. Para que puedan optar a los mismos recursos que el resto de los felinos que están en sa Coma, se ha habilitado un contenedor de vidrio que ya se encontraba en mal estado para que puedan refugiarse del frío; así, de han hecho dos pequeñas entradas para los felinos, además de una puerta grande para que los trabajadores del centro puedan limpiar el interior que han provisto de mantas. Al lado de esta especie de gatera, tienen sus comederos y bebederos.

Mejoras y novedades
La concejala de Medi Ambient explica que las últimas mejoras del centro pasan por la instalación de cinco nuevas jaulas para perros, además del arreglo del suelo de otras dos. Además, en la parte trasera de las jaulas se ha habilitado una zona cubierta para que puedan resguardarse tanto del frío como del calor.

Las últimas mejoras también pasan por el cambio del suelo de las jaulas centro, que era de tierra y ahora es de cemento, para facilitar la higiene de los animales. El objetivo ahora es instalar tres o cuatro jaulas más y el trozo de parcela que queda de tierra pase a ser de gravita redonda para que los perros puedan jugar sin ensuciarse.

Adopción responsable
Según explica García, se sigue trabajando en conseguir que cada vez entren menos perros y gatos a sa Coma gracias a una mayor concienciación tanto en adultos como en menores. De hecho, siguen apostando por hacer campañas en centros escolares ya que «los niños son muy receptivos y lo transmiten en casa».

La concejala reconoce que en verano hubo una subida en el número de entradas de perros, que llegaron a casi el centenar, pero el cómputo global del año se resume en menos entradas que años anteriores, «lo que significa que hay menos abandonos». A los abandonos se suman los perros renunciados que, en muchas ocasiones, «se asocia al problema de la vivienda»; también llegan perros perdidos que son recuperados por sus dueños a las pocas horas. «Por ejemplo, aquellos que se asustan por los petardos o los fuegos artificiales tienen chip y les recuperan pronto», dice García.

En el centro de sa Coma trabajan, a día de hoy, dos personas en la limpieza, un veterinario, un auxiliar de veterinaria y un administrativo; a ellos se suman la Fundación Gossos y la Fundación Perros Abandonados con las que colaboran. Además, hay muchos voluntarios que cada día se acercan al centro para sacar de paseo a los animales, además de aquellos que colaboran en las diferentes actividades organizadas a lo largo del año.