De la arquitectura y de la indumentaria tradicional ibicenca se han hecho infinidad de fotos. Muchos de los grandes fotógrafos, desde los de principios de siglo cuyas obras se atesoran en la Fototeca Española (Madrid) hasta algunos de la prestigiosa agencia Magnum o grandes artistas como el dadaísta Raoul Hausmann, tienen en sus catálogos fotografías de nuestra Isla, pero hay uno que pienso destaca sobre los demás, me refiero a Todd Webb (1905-2000) que nos muestra en sus instantáneas una Ibiza blanca y metafísica, de una gran pureza compositiva y de una sencillez lineal a la vez tan extrema y con tanta riqueza antropológica que quien visiona sus fotos, verdaderas obras de arte, se queda completamente apabullado: hagan la prueba.
De buscador de oro a fotógrafo
Todd, que en realidad se llamaba Charles Clayton, pasó por Ibiza en 1951. Sobre su estancia pitiusa creo que se tienen pocos detalles y, desde luego, es un tema que cabría estudiar a fondo o incluso daría para hacer una tesis doctoral de verdad. Antes de aparecer por Ibiza, Todd tuvo tiempo de nacer en Detroit, de ganar un montón de dinero en la Bolsa para perderlo todo con la Depresión. Tipo sumamente inquieto, no tardó nada en reinventarse, en comenzar de nuevo, primero buscando oro y luego trabajando de guardabosques; pero hete aquí que su vida pegó un giro radical cuando en 1930 comenzó a hacer fotografías con su particular mirada. Inició entonces su periplo por medio mundo, incluso por el mundo neoyorquino (sus fotos de la Gran Manzana son ya icónicas). En 1949 estaba en París y fue en aquella estancia europea cuando aprovechó para hacer una escapada a la Ibiza que ya casi dejaba de ser preturística. Como curiosidad balear cabría añadir que consiguió dos becas de la todopoderosa Fundación Guggenheim para fotografiar los caminos que recorrieron los pioneros; es decir, los caminos por los que anduvo el fraile y ya santo de Petra, Junípero Serra, hoy tan vapuleado (le acaban de quitar la avenida que tenía a su nombre en la Universidad de Stanford), pese a que fue el modernizador de uno de los territorios actualmente más ricos del mundo, California. Enseñó a los indios a cultivar y a hacer manufacturas y vino, por poner solo tres ejemplos.
Desde el punto de vista cultural, 1951 fue un año interesante para las Pitiusas: don Isidoro Macabich publicó su estudio histórico Santa María la Mayor, los cronistas y el dramaturgo navarro Juan German Schroder (1918-1997) su poemario Ibiza en la muy prestigiosa editorial cántabra Isla de los Ratones, en la que publicaron poetas tan importantes como Cernuda o Aleixandre. En otro sentido, quien fuera mi amigo y gran poeta de todos, Marià Villangómez trabajaba y terminaba entonces Els béns incompartibles: «Aquesta terra alçada dins el migdia esvelt, / relleus, llum en la llum, serenament!… / Els puigs tenen al cim / una mica de vent entre pinedes / i tot el blau del cel. I un altre dia». Solo faltaba en 1951 que un gran fotógrafo apareciera por la Isla, y apareció…
Lógicamente las fotos ibicencas (y las no ibicencas) de Todd están en los mejores museos del mundo como el Art Institut de Chicago o el Smithsonian American Art Museum (Washington), MOMA-Nueva York. Las fotos de paisajes no eran su fuerte sino de primeros planos de fachadas, de la vida cotidiana, de las ibicencas, del mercado de Vila, su foto de la mujer de un pescador de espaldas es de una gran belleza o las caras de las ibicencas que están procesando albaricoques para obtener el denominado orejón que era un producto nuestro bastante rentable. Los alrededores del mercado eran un caladero de infinidad de instantáneas.
Para imprimir sus obras lo hacía por el proceso de suspensión de sales de plata en gelatina y en papel baritado. El resultado son unas fotos de una enorme claridad y vitalidad en su impresión. Fue una suerte que Todd acudiera a Ibiza, bien es verdad que todos sabemos que hay lugares que son fotogénicos per se y así era la Ibiza del medio siglo pasado, aquella Ibiza en parte fosilizada, que entusiasmó al Todd y a tantos y tanto intelectuales antes de la llegada de los primeros hippies.
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