Más de medio centenar de feligreses y vecinos ocuparon sus asientos antes de que Josep Lluís Mollà, párroco del muncipio de Sant Josep, oficiara el acto litúrgico en el que niños de entre ocho y 16 años representaron el nacimiento de Jesús, en una mañana en la que no faltaron los pastorcillos, con sus zamarras simulando piel de oveja, sus zurrones, sus cestas de mimbre decoradas con ramas de acebo y sus bastones de madera; los Reyes Magos de Oriente, el arcángel Gabriel ni tampoco María y José, que han llevado en brazos a Jesús.
Los niños y adolescentes, que en estos momentos están estudiando para la Primera Comunión y la Confirmación, ensayan la representación durante aproximadamente un mes. «La verdad es que un momento muy esperado en Sant Josep, tanto para los niños como para las familias», explicó Mollà.
Durante el acto, los niños leyeron e interpretaron los Evangelios según San Mateo y San Lucas en los cuales se cuenta el misterio de la anunciación de Jesús a María, el nacimiento en Belén y la adoración a los Reyes. La representación fue acompañada, además, del órgano y el coro de la iglesia, integrado por vecinos y vecinas del mismo pueblo, que cantaron varios villancicos durante la celebración.
La llegada de los Reyes de Oriente es uno de los momentos más deseados en estas fiestas. Según la tradición cristiana recogida en el Evangelio de San Mateo, los Reyes Magos, tras seguir una estrella, buscan al «rey de los judíos que ha nacido» en Jerusalén, guiándoles dicha estrella hasta Jesús nacido en Belén, y a quien presentan ofrendas y regalos de oro, incienso y mirra. Así se inicia la cuenta atrás para que los niños que se hayan portado bien durante el año, con sus padres y hermanos y con el prójimo en general, reciban sus regalos tras la llegada de los mismos, la noche del 5 al 6 de enero. Pero antes deberán mandarles una carta el próximo jueves 3 de enero, explicando sus méritos, durante la visita del paje real a Sant Josep. La llegada de los Reyes de Oriente al municipio josepí se espera para el sábado 5 de enero a las 19.30 horas. Para esa noche, los niños deberán dejar sus zapatos en algún lugar de la casa, junto a la puerta o en una ventana e, incluso, pueden dejar dulces, agua y comida para ellos y sus camellos.
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