El salón de actos del Centro de Salud de Vila se llenó ayer de color gracias a un taller piloto para impulsar la cocina saludable entre los más pequeños. Bajo el nombre ‘Vila Chef Kids', 20 niños participaron en la elaboración de dos platos saludables a la vez que competían por ser el mejor chef, como en el conocido programa televisivo Master Chef Kids.
Para ello, desde el Centro de Salud prepararon una merienda saludable a base de fruta y de crepes dulces y salados. Eso sí, los endulzantes no eran el típico chocolate con leche o azúcar blanco; utilizaron melaza, azúcar de coco y mermelada casera, entre otros. Además, introdujeron frutas exóticas como el mango y la piña, que salen de las de uso común, para que conocieran otro tipo de nutrientes beneficiosos en una dieta saludable. Los más pequeños también pudieron ver una demostración de cómo se puede comer una golosina saludable hecha a base de agua y gelatina de sabores.
El taller surgió a raíz de ver la problemática que hay vinculada a la alimentación en los colegios y la desinformación a la hora de escoger los productos adecuados para llevar una vida saludable. «Hicimos un pequeño estudio y vimos que no había mucha formación para los peques en cuestión alimentaria; en los colegios prácticamente no hay y en los centros de salud tampoco», explicó Cristina López, enfermera en el ambulatorio de Vila.
Según dijo, el fallo más grande se comete en el desayuno cuando no se hace por las prisas o por dar a los niños bollería industrial. «Hay mucha falta de información tanto en las familias como en el colegio».
Para López, esto es consecuencia de unas costumbres adquiridas desde la infancia que se van trasladando de generación en generación. «Ahora estamos en una época de cambio y es el momento de llevarlo a cabo», insistió.
Durante esta prueba piloto, los niños también aprendieron la importancia de leer con conocimiento la pirámide nutricional. Así, les explicaron qué alimentos hay que consumir todos los días -como fruta y verdura-, cuáles puntualmente -como frutos secos fritos- y aquellos que no deberían comer -bollería industrial-, y lo hicieron mediante el sistema del ‘semáforo' que clasifica los alimentos por colores: verdes, amarillos y rojos. También se les enseñó la importancia de hacer ejercicio físico y de no estar en el sofá mucho tiempo. López recalcó la falta de colegios que hay en la isla, por ejemplo, con comida ecológica. «Los fritos, además, se siguen sirviendo cuando se sabe que no son saludables», matizó.
Por su parte, ‘peques' como Martina o Adriana reconocieron que gracias a este taller comerán más fruta y verdura porque, según dijeron, es bueno para la salud y «no salen caries». Tras el éxito de esta prueba piloto, desde el Área de Salud se intentará impulsar en el resto de centros de la isla.
1 comentario
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Pues muy buena idea... Nos quedamos horrorizados viendo recientemente varios espectáculos de baile de niños, parece que ya es la norma el sobrepeso, creo que hay que educar a los padres y llegados a este punto deben de tomar cartas en el asunto las autoridades.