Ayer los encargados del ball pagès fueron los miembros de Sa Colla de Buscastell. | Daniel Espinosa
Cerca de medio centenar de personas acudieron ayer a celebrar el día de la Inmaculada Concepción, patrona del pequeño pueblo de Forada, perteneciente al municipio de San Antoni. Normalmente, año tras año son pocos pero muy fieles. De esos que no se pierden, salvo causa mayor, la fiesta de su pueblo y acuden con sus mejores galas porque han nacido, se han criado o viven en alguna de les cuatre vendes que forman parte de Forada: Forada, sa Vorera, es Pla de Sant Antoni y Buscastell.
Por ello, lo que se vive cada 8 de diciembre en el pequeño cruce de caminos entre Sant Rafel y Corona y Sant Antoni con Sant Mateu es conectar con la Ibiza más auténtica y de interior. Esa que pocas veces aparece en las guías de turismo. Algo a lo que ayuda la demostración de ball pagès, siempre a cargo de Sa Colla de Buscastell, y el que la misa se celebra en la pequeña capilla de la localidad, conocida por los vecinos de la zona como la Capilla de Buscastell.
Planificada en el plan parroquial de 1867 «para dar servicios a unos vecinos que vivían muy alejados del templo más próximo, situado en Sant Antoni», no comenzó a construirse hasta cien años después, siendo finalmente inaugurada en 1967. Desde entonces, por sus dimensiones, su aspecto recogido y su estilo mucho más moderno que el del resto de las iglesias de la isla prácticamente pasa inadvertida para muchos turistas y residentes.
Misa oficiada por Sergio Pérez García
En su interior se encuentra la imagen de la Inmaculada Concepción, obra de los Jesuítas de Sarrià, y las de San Antonio Abad y San Vicente Ferrer. Y junto a ellas ayer un cura colombiano, natural de la ciudad de Medellín, Sergio Pérez García, se ganó a la mayor parte de los vecinos que acudieron a la ceremonia. Con una homilía sencilla y cercana y con momentos incluso divertidos, en los que recordó su paso por Italia, el actual vicario de la parroquia de Sant Antoni demostró esa vertiente más cercana de la Iglesia que está tratando de inculcar el Papa Francisco.
A sus 48 años, y con 17 como sacerdote, Pérez García afronta desde hace siete meses su segunda etapa en Ibiza, después de que pasara tres años con nosotros, desde 2011 a 2014. Además, antes estuvo siete años en Italia. «Ojalá me consideraran un ibicenco más, para mí sería todo un honor porque son gente maravillosa y el día a día con ellos me enriquece muchísimo y porque soy de los que piensa que si tu estás cerca la gente se acerca a la Iglesia», explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera, al tiempo que aseguró que le encantaría aprender a bailar pagès. «De momento no salgo porque creo que haría un poco el ridículo y porque como lo considero un arte para aprenderlo hace falta dedicación, tiempo y ganas».
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