El debate organizado por Prou! se celebró en el Centro Cultural de Jesús. | Marcelo Sastre

La asociación Prou! organizó ayer un debate que, bajo el nombre ‘El negoci de l'oci', pretendía llegar a la conclusión de si el ocio es un negocio que afecta a la isla o, por el contrario, la beneficia.

A la cita acudieron Neus Escandell como portavoz de Prou!; Neus Prats, del GEN; Matilde Martínez, del Centro de Salud de Sant Antoni; el director insular de Turisme, Vicent Torres ‘Benet'; la teniente de alcalde de Santa Eulària, Carmen Ferrer y el segundo teniente de alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero. Sin embargo, no hubo ningún representante de la Asociación Ocio de Ibiza quienes alegaron que algunos miembros estaban fuera de la isla y otros no hablaban ni castellano ni ibicenco.

Neus Escandell, que actuó de moderadora, arrancó el debate señalando que Prou! no tiene ‘turismofobia', sino que apuesta por un modelo turístico que sea respetuoso con los vecinos y con la isla. Ante la pregunta, ¿es el ocio un negocio?, ‘Benet' esquivó la respuesta diciendo que el problema que sufre Ibiza en temporada alta se debe a una «mala praxis» en el mundo del ocio y del «intrusismo».

A su parecer, Ibiza es un destino turístico excelente que se ve dañado por el comportamiento de gente determinada, sobretodo cuando se encuentran bajo los efectos del alcohol y las drogas, que provoca un «panorama desfavorable». En este sentido, dijo que con los «pocos medios» de los que disponen -haciendo referencia a la ley Montoro- es difícil controlar la totalidad de la oferta de ocio.

Unas palabras que no dudó en rebatir Neus Prats, quien acusó a las instituciones de haber convertido a la isla en una «industria» y fue clara al decir que «Ibiza tiene síndrome de Estocolmo». Prats criticó que la lamentable imagen que se vende al exterior de Ibiza cada vez es mayor porque «no hay autoridades que regulen la convivencia entre derechos e intereses». Y es que «los que defienden algunas actividades tienen intereses en ellas», añadió. De hecho, puso el ejemplo de una conocida discoteca que «se autorizó en suelo rústico por no se cuantos millones de aquella manera».

Para ella, el problema principal está en la «prepotencia y chulería» de la mafia que lo permite y de los que se benefician de ello. «La normativa es de los lobbys del poder. El problema no es de la mala praxis, sino de la falta de autoridad».

Por su parte, Carmen Ferrer repitió el discurso de siempre sobre buscar el «equilibrio» que permita una buena convivencia entre la industria turística y los residentes. «Ibiza ha triunfado por su buena música, el ocio, las playas... Para poder seguir compitiendo tenemos que buscar un equilibrio; un modelo sostenible no puede ser de una banda o de otra», explicó.

Sí que reconoció que las playas no deben usarse como discotecas ya que «hay que hacer cumplir la normativa»; una práctica que no se da en el municipio de Santa Eulària, según dijo, que apuesta por el turismo de familia, cultural y deportivo. «Nos corresponde a las instituciones públicas hacer cumplir la ley», insistió refiriéndose a las palabras de ‘Benet'.
Fue Guerrero quien puso al municipio de Sant Josep como ejemplo de que el cambio en algunas normativas es posible, en su caso de actividades musicales, pero acuño el mismo problema que ‘Benet': la falta de medios. Aún así, reconoció que «a veces no se hace cumplir la normativa por falta de medios o de voluntad política».

Ante estos alegatos que ya se vienen repitiendo en el tiempo, Prats no dudó en reírse. A su juicio, se habla mucho de ‘equilibrio', pero no se trabaja en ello. «Mallorca prohibió que en los ‘todo incluido' se vendiera alcohol y ¿qué hizo Ibiza? Pedir que no se aplicara», apuntó. Fue ‘Benet' quien le respondió con otra pregunta: «En el Imserso hay ‘todo incluido', ¿también lo regulamos?».

Para Prats la respuesta era fácil y es que, a su parecer, solo actúan contra quienes quieren. Sin embargo, Guerrero señaló que en su municipio se han aprobado normativas que no han gustado a los empresarios y «Sant Antoni está intentándolo también y nos tachan de ser los mayores destructores de la isla».

Intereses
Matilde Martínez puso situaciones concretas sobre la mesa. Ella trabaja en el Centro de Salud de Sant Antoni y aseguró que la situación es «caótica» en verano. Denunció públicamente como el «turismo inglés» chupa del bote a cambio de nada. «Llaman a la ambulancia, se moviliza la policía y vienen al centro médico que son servicios públicos por los que no pagan. Nos tiran cosas a la cabeza, nos insultan... y no pasa nada. Somos una guardería de borrachos. Lo que pasa en Sant Antoni no pasa en otros sitios de la isla».
En este sentido, dijo que el problema es que hay mucha permisividad, no solo por cubrir lo que pasa sino también por taparlo. «Se callan muchas cosas del Área de Salud y hay represalias para los que contamos lo que pasa. El poder económico gana sobre el político; se llenan los bolsillos de algunos hoteleros y empresarios a costa de los servicios públicos de todos».

Para Martínez, es una pena que Ibiza solo sea conocida por esta mala imagen o por la del millonario que alquila una villa por varios millones de euros. «El mochilero tiene que seguir viniendo a disfrutar de la belleza de la isla que, ahora, solo queda en pueblos como Sant Agustí o Sant Carles».