López Grande durante su primera conferencia ayer por la tarde en Ibiza. | Daniel Espinosa

El Museo Monográfico de Puig des Molins, en el número 31 de la Vía Romana de Ibiza, acoge desde ayer y hasta el 11 de octubre un interesante curso gratuito sobre literatura y escrituras del antiguo Egipto. Consta de cuatro sesiones de unas dos horas de duración cada una y las imparte a partir de las 18,30 horas María José López Grande, una de las mayores expertas en este tema que hay en España. Profesora desde 1995 de la Universidad Autónoma de Madrid, donde es doctora en Prehistoria y Arqueología, también participa activamente desde 2002, como responsable de cerámica en las excavaciones de Dra Abu El-Naga, al oeste de la ciudad egipcia de Luxor, dentro del Proyecto Djehuty. Además, es la coordinadora del grupo de investigación Ibiza Púnica (F-073 UAM) que trabaja en las investigaciones realizadas desde el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera en diferentes aspectos de la cultura material feniciopúnica y egiptizante documentada en los yacimientos arqueológicos de la isla.

—Un curso sobre literatura egipcia suena apasionante... ¿en qué va a consistir?
—Lo es. Lo primero que hay que dejar claro es que es un curso abierto a todos los públicos. La intención es conocer de forma sencilla y visual cómo era la sociedad egipcia a través de los textos que hemos encontrado y aportar a todos los que participen nociones básicas sobre los géneros literarios que conocemos hasta ahora. Además analizaremos la escritura jeroglífica y la hiératica y los soportes en que se hicieron, desde el papiro a la madera estucada o la piedra.

—De Egipto estamos acostumbrados a ver faraones, momias o pirámides pero no literatura. ¿Había tanta?
—Muchísima. Los egipicios escribían en muchísimos sitios. A parte de las pirámides y de las inscripciones funerarias de las estelas y las tumbas también hemos encontrado vestigios que nos hablan de que en el antiguo Egipto se escribían en papiros una literatura narrativa y de relatos fantásticos de primer nivel.

—¿Todo ello en escritura jeroglífica?
—Principalmente sí. Pero no hay que olvidar que los egipcios también usaban la escritura hiératica, un tipo de escritura cursiva que les permitía escribir de forma rápida en papiros, simplificando los jeroglíficos.

—Parece un mundo relativamente desconocido...
—Tal vez lo sea para los que no sean expertos en la materia. Pero es apasionante porque hemos descubierto cartas, documentos, testamentos y las narraciones y cuentos fantásticos de las que antes hablamos. Y eso sin olvidarnos de El libro de los muertos, muy importante para los egipcios porque supone un resumen de su creencia y porque en él se les dan consejos y recursos para dar el paso sin problemas al más allá.

—¿Y sus cuentos fantásticos varían mucho de los actuales?
—No. Incluso se han encontrado algunos cuentos que podrían ser considerados cuentos de hadas. Es un tema bastante desconocido para el público en general pero muy importante para los historiadores y arqueólogos porque a través de ellos hemos podido conocer los puntos de vista, las emociones y la vida que tenían los egipcios de aquella época. Lo mismo que con la literatura sapiencial.

—¿Eso que es?
—Escritos de carácter moral en los que se transmiten enseñanzas o normas de comportamiento y conducta para la vida social egipcia. Son consejos que da un anciano sabio a un joven.

—¿Qué tipo de consejos?
—Hay de todo tipo. Algunos muy curiosos como por ejemplo aquellos que hablan de evitar la glotonería. En este caso el anciano asegura que un hombre de bien no tiene que ir comiendo mucho ni mendigando por los platos y que será mucho más ágil si regula su alimentación. La verdad que son curiosos y hasta divertidos.

—¿Y sobre la mujer que se habla?
—Pues también es sorprendente. Gracias a los textos nos hemos dado cuenta que los egipcios eran más misóginos de lo que nos pensábamos aunque no tanto en comparación con otras sociedades de su entorno y su época. De hecho en este tipo de literatura sapiencial el anciano le recomienda al joven que tiene que cuidar mucho a sus madres porque al final son fundamentales en la sociedad.

—¿Cómo se estudia todo eso? La escritura jeroglífica no es comparable a ninguna...
—Todo comienza con la Piedra de Rosetta, ese fragmento de una antigua estela egipcia inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V y que fue descifrada en 1822 por Jean-François Champollion. Afortunadamente, los estudios han ido evolucionando y actualmente hay muchos cursos para aprender a descifrar jeroglíficos en universidades y asociaciones y fundaciones.

—¿Y sobre escritura hiératica?
—Eso ya es más complicado. Se estudia sobre todo en el ámbito universitario aunque conviven en el tiempo. Lo mismo que con la escritura ideográfica demótica, una forma abreviada de la escritura hierática que se usó entre los siglos IV a. C. y V d. C., y que también es considerada como el último estadio lingüístico precristiano.

—¿Y cómo es estudiar sobre el terreno? Usted tiene una amplia experiencia...
—Apasionante, aunque no somos como Indiana Jones. Yo me lo paso genial en las excavaciones a pesar de que aunque estemos en enero y febrero suframos temperaturas de más de 30 grados centígrados y un viento abrasador que te araña la piel. No me importa. El antiguo Egipto es muy gratificante porque es muy generosa en monumentos y hallazgos. ¡¡Y eso que aún queda mucho por descubrir!!