El nuevo negocio se llamará Sa Nova Plaça, según informó uno de los tres socios que obtuvieron la concesión, Rai Prats. Explicaba que su idea es aprovechar el producto del mercado para servirlo en el mismo mercado, «ir cada mañana y elegir productos de temporada, a parte de unos fijos que tendremos siempre». Todo «producto de calidad», puntualizaba, preparado en plancha que no requiera mucha elaboración.
En la carta mantienen los riñones o el hígado, porque son productos «que tienen demanda», comentaba desde la plancha otro de los socios, Alberto Pérez, que explicaba que se busca fusionar la tradición con un toque más moderno. La tercera integrante de la sociedad es Ana Torres. Los tres andaban de acá para allá, sirviendo cañas y tomando notas porque no estaba del todo pulida la organización de tareas.
Prats ya tenía una carnicería en las mismas instalaciones del mercado. Junto a sus dos socios se plantearon traer ideas de mercados tradicionales que se han reinventado en la península para atraer a un público más joven. Quieren mantener la filosofía del bar de barrio y esperan que funcione gracias al boca a boca. Sabe que parten con un impacto negativo por el cambio de manos y que empiezan con una clientela que saben que es «de prestado». Confían que la concesión se prolongue cinco años, incluyendo los dos de prórroga, y poder consolidar el negocio.
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