Imagen de la entrada del estanco.
Más adelante, con la llegada del turismo, el local empezó a vender más tabaco y la comida y los menús se dejaron de servir. «Pero mi abuelo era muy buen cocinero y aquí venía a comer gente de todo el pueblo, incluso gente del Ayuntamiento y de la Guardia Civil. La frita de conejo con tomate era una de nuestras especialidades», asegura Vicente Torres, al tiempo que describe minuciosamente cómo se ha mantenido la historia del local a través de cinco generaciones, no solo a través de su propia experiencia y de los relatos que ha escuchado de sus padres, sino también gracias a antiguos documentos que todavía se conservan y que recogen más de siglo y medio de historia. «También hacíamos y hacemos hierbas ibicencas. Las herbes de Can Vidal nacieron en 1928, y a día de hoy las seguimos elaborando como lo hacíamos entonces», relata Vicent Torres. La familia posee un huerto con algunas de las plantas que utilizan en su producción, totalmente artesanal y las restantes que necesitan las recogen del campo y que almacenan, limpian y guardan para luego rellenarlas en las botellas que luego comercializan como hierbas de Can Vidal. Elaboradas con la receta clásica de las hierbas ibicencas (romero, enebro, hinojo, hierba luisa, frígola...), Vicente Torres Roig, padre de Vicent Torres Colomar, decidió comercializarlas.
Vicent Torres Colomar señala una fotografía de su abuelo, quien heredó el negocio en 1928. Foto: Arguiñe Escandón.
La estética y el diseño sigue siendo el mismo que cuando el estanco era también una taberna, se conserva la barra de mármol y los bancos que construyó el abuelo de Vicent Torres y que también era carpintero. El local está ubicado debajo de diferentes pisos en los que ahora vive la familia y que antes estaban destinados al alquiler. La edificación era antigua, por lo que en los años 80 se reformó, ya que era muy antigua. Debajo, al fondo del local, está la casa. Con la reforma se reorganizó la distribución para separar el estanco de la vivienda. Así, el estanco se ha convertido, explica Vicente Torres, «en un punto de encuentro entre amigos y gente del pueblo. Pese a que también vienen turistas y gente que está de paso, tenemos nuestra clientela fija, gente que lleva viviendo mucho tiempo aquí y que se pasan para comprar su paquete de tabaco, tomarse una cerveza o un chupito de hierbas».
Un cliente pide tabaco en el estanco que regenta la familia Torres. Fotos: Arguiñe Escandón.
La familia Torres tiene claro que la tradición se tiene que mantener, ya que forma parte de un árbol genealógico muy antiguo, y la viven desde niños. «Yo soy de aquí, es lo que he bebido de pequeño y espero que dure mucho tiempo más. De momento tengo un sobrino, mi hermana ha tenido un niño y así que la familia sigue creciendo. Yo de momento no tengo pero sí que me gustaría, como también me gustaría que la historia continuara y que no se perdiera la tradición, lo tengo clarísimo», cuenta Torres. El estanco Sant Joan es sinónimo de historia, tradición y arraigo que la familia transmite de generación en generación y que, con su evolución y sus cambios, se mantiene más de 170 años después y 90 años después de que lo heredara Vicente Torres Roig, padre de Vicent Torres Colomar. Historia y tradición que quieren conservar.
2 comentarios
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Estos establecimientos hace a ibiza ser lo que es no los bech club de poca monta gente cercana amable y trabajadora esa es la esencia de ibiza gente buena y de categoria ya quedan muy pocos con la esencia de can vidal felicidades sois un ejemplo del espiritu payes
Muxaxoooo!!!! Kin Artista.