Juzgados de Ibiza. | Daniel Espinosa

La tensión entre taxistas legales y personas que ejercen de manera ilegal la misma profesión es máxima este verano en Ibiza. Cada noche y cada día se suceden momentos de tensión que lleva a algunos profesionales legales del taxi a denunciar los hechos ante la Policía Nacional ya que temen que los piratas les agredan físicamente. «Todo viene porque mi mujer es taxista y está embarazada. Estaba en la parada de Bartomeu Roselló y mujer captó cómo un pirata captaba turistas en la misma parada de los taxis oficiales. El pirata se dio cuenta y la escupió e insultó. Al pirata lo tenía visto de otros días y una noche lo vi en la parada de Pacha y le fui a pedir explicaciones de por qué había insultado y escupido a mi mujer.

De repente, vino un compañero suyo taxista ilegal también y también marroquí y se me encaró, empujándome e insultándome, que les dejáramos trabajar y que me fuera de allí. Yo le dije que la calle es una vía pública y me llegó a decir ‘mira vete, que te meto un puñetazo que te tumbo'. Vi pasar una patrulla de la Policía Local y les paré, les conté lo que había pasado y los identificó», narra L.R. que en ese momento no denunció, pero que días después «vi al mismo pirata, se me quedó mirando desafiante e hice un comentario en voz baja de ‘vete a tomar por culo', que estoy seguro que no me escuchó, y se volvió como loco diciendo que le había llamado hijo de puta, se lanzó encima de taxi, golpeando con el puño; estaba muy agresivo. Yo me quedé en shock. Entonces sí que acudí a la Policía Nacional para denunciar las amenazas e insultos», precisa L. R., que hoy se verá en los Juzgados con el marroquí I.R. un conocido taxista pirata de Ibiza al que los rent a car ya no le alquilan coches dado que saben a lo que se dedica. Sin embargo, esto no es impedimento para seguir ejerciendo la actividad ilegal ya que alquilan los vehículos a nombre de otras personas.

«La tensión es máxima. Los taxistas legales vamos a trabajar con miedo porque les dices cualquier cosa y te insultan, te escupen y encima te dicen que les dejes hacer, pero yo no me voy a callar porque estoy defendiendo mi trabajo», concluye L.R.