Escaparate principal en el interior de la pastelería La Canela, en el que se exhiben variedad de diseños y tamaños de monas de Pascua. | Daniel Espinosa

La tradición de la mona de Pascua no es algo propio de Ibiza. Aquí, la costumbre es comer flaó durante las fiestas de Semana Santa. Pero con la afluencia de personas y la mezcla de culturas, no es de extrañar encontrar torrijas o monas de Pascua en las pastelerías locales.

La Canela es una de las pastelerías que todos los años prepara artesanalmente estos postres festivos. «Este año esperamos vender unas 800 monas de chocolate. Las tenemos de todos los tamaños y con diversas decoraciones que adaptamos a personajes infantiles populares», explicó Gonzalo González, su propietario. Al entrar en el local uno puede deleitarse con las monas de Pascua clásicas en forma de huevo, así como otras más originales con la silueta de un balón de fútbol o figuras de chocolate como la de Vaiana, Bob Esponja o La Patrulla Canina. «Gracias a nuestra máquina de impresión, creamos montajes con figuras de chocolate, 100% comestibles, para darle a la mona carácter» afirmó González.

Su atractivo visual y la creciente popularidad de la mona de Pascua ha hecho que su consumo crezca en los últimos años. Sin embargo, «crece la cantidad, pero no la calidad de las monas de chocolate», destacó el propietario de La Canela. La pastelería y, en este caso, la elaboración artesanal de las monas de Pascua «se ha quedado a un lado, porque la gente apuesta más por los compuestos manufacturados de las grandes superficies. Estos productos en realidad no están hechos con chocolate, de ahí que su precio sea competitivo y su calidad sea menor», constató González.

En La Canela nunca utilizan sucedáneos, «sólo productos de calidad, como chocolate puro, manteca de cacao (al mínimo porcentaje), azúcar y leche, en caso de hacer mezclas. Como buenos pasteleros artesanos que somos» concluyó su propietario.