Sólo entre las 10.00 y las 10.30 horas se solaparon bendiciones en la plaza de la iglesia de Sant Elm de la Marina, en la iglesia de Santo Domingo de Dalt Vila, con la presencia del obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, en el Parque de la Paz, y en la plaza Pintor Calbet al lado de la iglesia de Santa Cruz. Y luego, por si fuera poco, a las 12.30 horas en la plaza de Sa Graduada se volvieron a bendecir palmas y se organizó una procesión hasta la iglesia del barrio con una Borriquita natural que, por cierto, también hacía doblete puesto que llegaba de Santa Eulària donde había participado en otra marcha también a las 10.30 horas.
Tanta oferta tal vez fue la causa de que a las bendiciones de palmas acudiera menos gente de lo que suele ser habitual. Por ejemplo, en la iglesia de Sant Elm apenas una veintena de fieles escucharon parte del Evangelio según San Marcos donde se narra la entrada de Jesús en Jerusalén y posteriormente recibieron el agua bendita sobre sus palmas. Tampoco en el resto de lugares de la ciudad el ambiente fue mucho mejor a primera hora, aunque afortunadamente todo mejoró exponencialmente apenas una hora después.
Casi a la vez que el tiempo mejoraba y las nubes dejaban paso a un tímido sol, la gente se empezaba a arremolinar en torno a la puerta lateral de la iglesia de Sant Telm para ver salir la imagen de La Borriquita perteneciente a la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio. Precisamente, muchas de esas personas bajaban desde la Catedral de Ibiza tras participar en la procesión organizada por la cofradía del Santo Cristo Yacente y encabezada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura.
Finalmente, cuando pasaban varios minutos de las once de la mañana, la espera del centenar de fieles presentes se vio recompensada con la salida de la imagen por la pequeña puerta al ritmo de la Agrupación Musical del Santísimo Cristo del Cementerio. Una imagen que, tal y como confirmó a Periódico de Ibiza y Formentera minutos antes del comienzo de la marcha el presidente del Santísimo Cristo del Cementerio, Sebastián Cardona, está de aniversario durante esta Semana Santa ya que cumple diez años desde su primera salida en el año 2008.
La procesión, organizada de forma conjunta por la cofradía más antigua de la isla de Ibiza y Nuestra Señora de la Piedad que el sábado por la noche desfiló con su imagen del Cristo de la Sangre, volvió a ser seguida como suele ser habitual por un gran número de fieles. La Borriquita, llevada a hombros por doce fieles del Santísimo Cristo del Cementerio, las seis de delante las mujeres Paquita, Antonia, Estela, Nieves, Esperanza y Carmen, fue inmortalizada a su paso por la calle Mestre Joan Mayans hacia el Mercat Vell por decenas de teléfonos móviles y cámaras hasta su llegada hasta la cuesta del Rastrillo. Allí, hasta los propios cofrades se quedaron alucinados con el gentío que les esperaba ya que justo en ese momento coincidieron con varios grupos que participaban en distintos viajes del Imserso.
Sabedoras de que era uno de sus momentos de gloria se armaron de valor, fe y fuerza y ayudados para la ocasión por Fanny, una mujer que lleva más de veinte años en la cofradía, subieron a toda velocidad y prácticamente corriendo con la imagen hasta llegar al Portal de Ses Taules hasta detenerse unos segundos a coger aire. Fue, como dijeron algunos de los presentes, «impresionante y emocionante».
Una vez recuperadas las fuerzas, la marcha continuó por el Pati d'Armes, enfiló por la Plaça de Vila, torció por la siempre complicada curva que lleva hasta la calle de Sa Carrossa y continuó hasta la iglesia de Santo Domingo, donde finalmente concluyó la procesión dejando, como suele ser habitual, imágenes muy bonitas para los amantes de la fotografía.
Nuestro Padre Jesús del Gran Poder
Horas antes de que todo esto sucediera, el Parque de la Paz de la ciudad de Ibiza acogió la bendición y posterior procesión organizada por la cofradía Nuestro Padre Jesús del Gran Poder que tiene su sede en la iglesia del Roser.
Minutos antes de las 10.00 de la mañana los nervios ya se arremolinaban en la sacristía de esta iglesia con la mirada puesta en que todo saliera perfecto. Unos 15 minutos después casi medio centenar de fieles esperaban ansiosos la ceremonia en la que el canónigo de la Catedral y responsable de esta parroquia, Francesc Xavier Torres Peters, bendijo las palmas «en un escenario diferente al que se celebra la misa».
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