A pesar del frío y de que el cielo amenazó con descargar lluvia durante las horas en que duraron las actividades, las familias se lo pasaron en grande con las cosas que había preparadas. Y es que, mientras por un lado la compañía de Barcelona Jugacirc organizaba juegos con malabares, mazas, pañuelos, anillos, platos chinos, diábolos o monociclos y los chicos de S'Espurna maquillaban caras, los más valientes se atrevían con un taller de acrobacias de circo organizado por la compañía Akrobati-k de Carol Brest. «Aunque el viento mueve mucho las telas y lo hace todo un poco más complicado, los pequeños están disfrutando muchísimo con las acrobacias aéreas y de aro, y además están descubriendo un deporte que es muy completo, tanto para la mente como para el cuerpo», explicó ayer la acróbata, actriz, bailarina y directora de Akrobati-k.
Tal es así que muchas de las participantes, animadas por el subidón de adrenalina, se vinieron arriba pidiendo poder participar en algunos números más complicados y arriesgados de lo normal. Afortunadamente para ayudarlas y asesorarlas estaban algunas de las alumnas de la Escuela Municipal de Circo coordinadas por Carol Brest y su monitora Olivia Tur Kiff. Ésta, a sus 16 años y tras tres dando clases ofreció varias lecciones a los niños y demostró que tiene un gran futuro por delante. «Cuando sea más mayor me encantaría poder dedicarme profesionalmente a esto, dar clases a los niños y enseñarles el maravilloso mundo de las acrobacias que, entre otras cosas, aporta mucha disciplina y superación».
Por otro lado, para los que preferían optar por una opción un poco más tranquila, la compañía Improibiza preparó el espectáculo de títeres Aventuras en el circo de don Hilario y una obra de teatro interactivo con la que consiguió arrancar decenas de carcajadas a todos los presentes.
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