Pepa Catany, ayer, en el interior de las instalaciones del Hospital Residencia Cas Serres | I.S.

La jefa de sección del Hospital Residencia Cas Serres, Pepa Catany, colgó ayer por la mañana en su despacho la carta de despedida a sus compañeros sin haber recibido aún la notificación oficial de su destitución. Según explica, hace un par de días le comunicaron «de palabra» desde el Consell que no iba a continuar en el cargo y el lunes le avisaron de que saldría en la prensa. «No son formas. Me hubiera gustado que me lo notificaran oficialmente antes de enterarme por los medios», aseguró Catany, que reconoció que «no esperaba la noticia».

Desde el Consell d?Eivissa defienden que se trata de una decisión «exclusivamente técnica», aunque según Catany se trata de una «decisión política». «Me cuestionan que he estado demasiado a favor de los trabajadores y que no he defendido a la institución ante los sindicatos», explicó la hasta ahora responsable del centro sanitario, que recordó que se están pidiendo «cosas de justicia», ya que el hospital tiene unos «déficits» desde hace años «que se tienen que subsanar».

Retraso de las nóminas

Para Catany su posición ha sido «muy incómoda» para el Consell, ya que ha hecho «muchos registros de entrada» notificando las problemáticas que había y «no ha gustado». «El ser reivindicativa se me ha vuelto en contra», lamentó Catany, que reiteró que está de acuerdo con las cuestiones que reclaman los sindicatos.

Según apuntó, el retraso del pago de las nóminas les ha servido para «justificar» el cese, aunque considera que en este caso no «es la responsable directa de la situación». «No sacar las nóminas a tiempo ha sido un problema grave pero ha habido un cúmulo de cuestiones, como la falta de estabilidad de la plantilla. Con los continuos cambios se dificulta la formación, sobre todo con la reciente implantación de la Administración electrónica», apuntó la exresponsable de Cas Serres, que reiteró que «lo que realmente ha pasado es que mi jefatura no ha sido muy cómoda para la institución».

Pepa Catany apuntó que en la residencia, que cuenta con 140 trabajadores y 150 usuarios, hay un «problema estructural» donde los principales problemas son la falta de plantilla y de bolsines y la sobrecarga de trabajo que provocan las bajas laborales por la falta de sustituciones, «lo que obliga a la gente a doblar turnos». Según defiende, el centro tiene unas «características especiales» por ser hospital y residencia y requiere un ratio de personal que está en el mínimo». «Si hay una huelga nadie puede dejar de acudir a trabajar. También hay un envejecimiento de los trabajadores, que implica más bajas, y si no se dota del personal necesario pasan estas cosas: el personal va saturado y trabajando con la lengua fuera», destacó Catany, que reclamó más «implicación» al Consell en un centro que «está dando una calidad única en la isla». En este sentido, remarcó que tanto la isla, como los trabajadores y los usuarios «merecen una calidad asistencial» por la que ha estado luchando desde que asumió el cargo, a pesar de que «la institución no me ha dado facilidades».

La hasta ahora responsable de Cas Serres tampoco entiende que el Consell defienda que el ratio de personal es el que toca: «Que haya una enfermera de noche para todas las plantas me parece bastante preocupante», lamentó.

Falta de personal

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El 28 de enero de 2018 presentó ante la institución insular un informe con las necesidades reales de plantilla en la residencia. En referencia al personal sanitario apuntó que era necesario ampliar la plantilla con cinco enfermeras, seis auxiliares de enfermería y un celador más. A nivel de técnicos como médico, trabajador social, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, psicóloga y gobernanta detalló que «no existen plazas temporales» lo que «dificulta enormemente su posible sustitución».

En el servicio de mantenimiento, apuntó que el operario se encuentra «en situación de liberado sindical, sin cubrirse su plaza» y existe una plaza vacante de oficial de mantenimiento, «a la espera de que se convoque una bolsa para poder cubrirla». Respecto a la figura de un dietista o nutricionista, dejó constancia que en el anexo de la Orden de la Conselleria de Sanitat i Consum se considera necesaria una persona responsable con conocimientos acreditados de dietética y tampoco existe esta plaza.

En cuanto al servicio de limpieza, destacó que la contratación de una empresa externa «supone generalmente disfunciones» que podrían subsanarse si se dotara la plantilla con tres plazas de limpiadoras más.

Por último, señaló que actualmente existen dos plazas de subalternos que realizan función de recepcionista, resultando «insuficiente para realizar correturnos y cubrir permisos», sobre todo, cuando la normativa «establece que la dotación mínima para una residencia de 100 personas es de tres porteros-ordenanzas».

Despedida
atany asumió el cargo de jefa de sección en marzo de 2017 cuando llevaba un año como coordinadora de Recursos Humanos. Para ser nombrada directora necesitaba el Máster en Gerontología Social que obtuvo en junio de 2017, aunque tampoco le sirvió para conseguir el nombramiento. Según aseguró, se trata de un trabajo que le ha «encantado» y que, a pesar de las dificultades, «ha sido muy gratificante por la profesionalidad y vocación de los trabajadores, que se vuelcan y sacan adelante el trabajo a pesar de la falta de medios». «Estoy muy orgullosa del personal. Hay funcionarios que tiran del carro a pesar de que no hay apoyo a nivel institucional», lamentó Catany, que dijo que tenía «muy buenas expectativas con este nuevo gobierno de cambio», pero que finalmente «ha sido una decepción».

CARTA DE DESPEDIDA

«Mi error ha sido ser demasiado vehemente»

Pepa Catany empezó ayer a despedirse de los trabajadores con una carta que colgó en su despacho: «Con toda la tristeza del mundo me despido de este hospital en el que he tenido el privilegio de trabajar durante estos dos años. Tiempos duros pero que no cambiaría por nada, porque he sido testigo de la profesionalidad y voluntad mayoritaria
para dar un servicio de calidad a pesar de las dificultades. Mi error ha sido ser demasiado vehemente en mis demandas, haciendo por lo visto demasiados registros de entrada en el Consell pidiendo soluciones, defendiendo los
derechos laborales al lado de los sindicatos cuando era de justicia y negándome a firmar lo que a mi entender no representa la transparencia. Lamento no llegar a todo a pesar de haberlo intentando, valorando el esfuerzo del equipo de administración para sacar adelante el trabajo, con los inconvenientes de la falta de estabilidad de la plantilla y la insuficiente formación para la implantación de la administración electrónica. Se exigen responsabilidades y desde la Conselleria me señalan a mí. Sinceramente creo que deberían ser compartidas desde la institución. Echaré de menos seguir trabajando con vosotros. ¡Mucha suerte!»

La responsable de Cas Serres dice que ha sido destituida por ponerse de lado de los sindicatos