El obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura pidió a Santa María que iluminará a los políticos «para trabajar por el bien de todos los ciudadanos» | Youtube: Periódico de Ibiza y Formentera

Ayer, pasadas las siete de la tarde e instantes después de que comenzara la misa solemne en la Catedral de Ibiza en honor a Santa María, patrona de Ibiza, alguien comentó que no se habían visto tantos abanicos moverse al mismo tiempo desde el último concierto de Locomía en la isla. Y a ese alguien, que quiso mantenerse en el anonimato, no le faltaba razón ya que ante el intenso calor, el milenario utensilio se convirtió en uno de los grandes protagonistas.

Otro, por no estar, volvió a ser el alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, quien un año más no volvió a hacer acto de presencia en la Catedral provocando comentarios de todo tipo entre el numeroso público presente. En su lugar si estuvo Alfonso Molina, primer teniente de Alcalde de Vila, mientras que la vicepresidenta segunda del Consell d'Eivissa, Marta Díaz, lo hizo en representación de la máxima institución insular. Junto a ella, si quisieron estar presentes en el acto religioso más importante de la ciudad de Ibiza, otros alcaldes de la isla como Vicent Marí de Santa Eulària o Josep Marí Ribas Agustinet, de Sant Josep. Tampoco faltaron a la cita el senador Santi Marí, el conseller de Hacienda, Gonzalo Juan, María Luisa Cava de Llano, y los representantes del Partido Popular, Virginia Marí, Alex Minchiotti, Miquel Jerez o Mariano Juan.

La ausencia de Ruiz no volvió a pasar desapercibida para el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, quien volvió a aprovechar su homilía para mandarle un aviso: «Doy un saludo muy cordial a todos los representantes políticos que hoy nos acompañan porque demuestran que entienden que son los representantes de todo el pueblo, también de los católicos».

Ésta no fue la única referencia a la clase política de Segura durante su homilía. Al concluir, sus últimas palabras fueron para pedir a la Virgen María «que ilumine a las autoridades para que trabajen por el bien de todos los ciudadanos, salvaguardando los valores cristianos y pensando en el bien común y no el de ellos mismos».

Por lo demás, la celebración religiosa más importante de la ciudad de Ibiza se desarrolló sin grandes novedades y sin salirse del guión establecido. Como suele ser habitual, centenares de personas llenaron la nave central y las capillas laterales de la Catedral a pesar del intenso calor y en ella participaron una veintena de miembros de la colla de ball pagès de Vila y medio centenar de cantantes del Cor Ciutat d'Eivissa, dirigido por Miguel San Miguel.

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Durante la misa, Vicente Juan Segura acompañado por los párrocos de Santa Eulària, Vicente Ribas Prats, Sant Josep, Josep Lluis Mollà Ferrer, el canónigo de la Catedral, José Martínez Franco, y el expárroco de Sant Miquel, Miguel Ángel Sánchez, definió a la Virgen «como el orgullo de nuestro pueblo desde hace muchos siglos» e hizo referencia al mensaje que representa de «fortaleza y vigor para superar los problemas». Además, la puso como ejemplo del testimonio del misterio y la reencarnación deNuestro Señor Jesús y «de la caridad y el amor que se dan los católicos unos a otros y de la ayuda que siempre prestan a quien más los necesitan».

Además, Segura recordó el origen del culto en Ibiza por la Madre de Dios, aquí conocida también la Virgen de las Nieves, hecho que se remonta a un 8 de agosto de 1235 cuando las tropas comandadas por el arzobispo Guillem de Montgrí conquistaron la villa de Ibiza y los buenos recuerdos que le trae la Catedral de Ibiza. No en vano, recordó a todos los presentes que allí, el 24 de octubre de 1981, fue ordenado sacerdote.

Finalmente, tras finalizar la misa, la ceremonia terminó, como suele ser habitual con la ofrenda floral en honor a la patrona de Ibiza, Santa María. Una vez más, decenas de personas fueron desfilando en riguroso orden por el pasillo central del templo para depositar sus ramos de flores, de distintos tamaños, colores y formas, junto al altar presidido por la imagen. Y todo ello, bajo la canción Adoramus Te Christe de Johannes Brahms interpretada por los miembros del Cor Ciutat d'Eivissa y las sonades pagesas de Sa Colla de Vila.

LA NOTA

Misa cantada por el Cor Ciutat d'Eivissa

Un año más también fueron protagonistas el medio centenar de intérpretes del Cor Ciutat d'Eivissa que actuaron durante la misa. En esta ocasión, estuvieron acompañados por un cuarteto de cuerda, compuesto por Santi Boned y Marc Boned al violín, Raquel Quiroga al violonchelo y Salvatore Licitra al contrabajo, y el pianista Santi Pérez, encargado de tocar el órgano. Los miembros del coro interpretaron temas como Maria Mater Gratiae, la Misa de San Juan de Dios de Haydn, El Senyor de l'univers és amb nosaltres, el Himne a Santa María, set segles fa o el Aleluya del director del coro Miguel San Miguel.