Un total de 126 años de prisión repartidos en penas que oscilan entre los seis y los nueve años, así como una multa total de ocho millones de euros. Es la petición fiscal a la que se enfrentan los 17 detenidos que serán juzgados por la sección segunda de la Audiencia Provincial acusados de un delito de tráfico de drogas.
Según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears, el juicio se celebrará el viernes.
El Ministerio Fiscal pide las penas más elevadas, 9 años y 500.000 euros de multa, para los tres acusados considerados los lugartenientes del cabecilla de la organización que se encuentra huido de la justicia.
Según el relato de los hechos, Nicholas E.B., mano derecha del líder, dirigía y controlaba en Ibiza las operaciones de los demás acusados en el tráfico de drogas y se encargaba de las negociaciones de las ventas de las partidas de droga más importantes. Junto a él se encontraba su hermano, encargado de supervisar la marcha de las operaciones y gestionar las ventas. Ellos dos y un tercero, Nathaniel L., abastecían al resto de los integrantes de la banda que se organizaba en células operativas en Ibiza y Sant Antoni.
Macrogolpe policial
Durante la fase de explotación de la operación policial que supuso la desarticulación de la banda se intervinieron grandes cantidades de cristal, cocaína, LSD, hachís y otras sustancias estupefacientes.
Uno de los acusados fue interceptado en el aeropuerto de Ibiza, procedente de Manchester, con cerca de un kilo de bencilpiperazina (BZP), una sustancia con graves efectos para la salud y cuyo valor en el mercado habría alcanzado los 38.000 euros.
En la casa donde operaba otra de las células los agentes intervinieron cerca de 30.000 euros y más de 10.000 libras esterlinas en efectivo, así como drogas por valor de más de 110.000 euros.
Los 17 acusados, 15 británicos y dos irlandeses, formaban parte de una de las bandas que controlaban el tráfico de drogas en Ibiza entre junio y septiembre de 2011.
Esta organización estaba en contacto con otras bandas del Reino Unido que fueron desarticuladas en la isla por agentes del EDOA de la Guardia Civil a raíz de la Operación Rula contra el tráfico de las denominadas ‘Pink Rock Star', una clase de éxtasis que le causó la muerte a Jodie Nieman, una joven de 20 años fallecida en Ibiza ese verano.
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