Tras una década viviendo en la isla, este hombre nacido en Elche el 28 de septiembre de 1949, y que fue ordenado sacerdote en Valencia treinta años después, el 9 de diciembre de 1979, se ha ganado a todo el mundo con su honradez, su sencillez y su trabajo siempre buscando ayudar a sus feligreses y a los más necesitados. Exprofesor de Derecho en la Facultad de Teología de la Universidad de Valencia y exsecretario general de la Comisión General de Justicia y Paz en España, llegó a nuestra isla procedente de Madrid tras una etapa de intenso trabajo en defensa de los derechos humanos, y rápidamente se hizo a una isla en la que cambió largos viajes en metro por paseos entre la naturaleza. Su presencia y su buen hacer ha sido tal que resulta casi imposible encontrar a alguien que pueda hablar mal de Don Miguel Ángel, tanto en Sant Miquel como en toda la isla, ya que además, desde 2006, era el delegado diocesano de Cáritas.
Por ello, es normal que cuando anunció su despedida, motivada por problemas de salud suyos y de una hermana que tiene en Madrid, y por los médicos que le han aconsejado bajar el ritmo de trabajo para evitar otro derrame cerebral, se llevara a cabo una de las mayores ovaciones que se recuerdan en el pueblo. «Me llevo muchísimas cosas de todo este tiempo porque he vivido experiencias parroquiales muy intensas y muy distintas; por un lado la tranquilidad de los feligreses de Sant Miquel, y por otro el trabajo con las personas que más sufren y que acuden cada vez con mayor frecuencia a Cáritas en busca de un plato de comida, una palabra de apoyo o algo de ropa», explicó ayer a este periódico un emocionado Miguel Ángel Sánchez.
Sin embargo, la de ayer no fue su despedida oficial. Este domingo, a las 10.30 horas, durante la misa que se celebrará en honor de las personas mayores de Sant Miquel, oficiará su última misa dejando su puesto a Javier Alonso Betancourt Murcia, hasta ahora administrador Parroquial de Santa Gertrudis desde el año 2013.
«Una de las más bonitas»
La despedida, que terminó con más de una lágrima entre los presentes, fue el momento más importante de un día grande que comenzó con una misa oficiada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, quien recordó que la iglesia de Sant Miquel es uno de los cuatro templos fortificados que hay en la isla junto a los de Sant Jordi, Santa Eulària y Sant Antoni, y destacó su «extrema sencillez y belleza».
Tras la misa tuvo lugar la procesión, compuesta por tres imágenes, la última la del patrón del pueblo, el arcángel Sant Miquel. La marcha, que discurrió entre el repicar de campanas y distintos petardos y tracas lanzadas desde un lateral del templo, estuvo encabezada por el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, y el president del Consell, Vicent Torres, y en ella llamó la atención ver a cuatro miembros del Partido Popular de Ibiza, Vicent Roig, José Vicente Marí Bosó, Santi Marí y Miquel Jerez, llevando la segunda imagen de la procesión.
Tras la corta vuelta por los alrededores de la iglesia, la fiesta continuó con la demostración de ball pagès que llevó a cabo en el patio porticado, ante un centenar de curiosos, una veintena de miembros de sa colla de Balansat, radicada en Sant Miquel. Además, hubo reparto de productos típicos, refrescos, vi de la terra, desfile de carros de barana y diversión para mayores y pequeños.
Ya por la noche hubo un concierto de música rock desde las 21.30 horas a cargo de Ibiza Players, encabezado por el padre de Joan Barbé, miembro de Projecte Mut, y correfocs para despedir la jornada.
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