Podemos ha conseguido estar en la posición más cómoda: apoyar y ‘dirigir' al Govern pero sin responsabilizarse de las decisiones que toma el Ejecutivo de Armengol. Y Aitor Morrás Alzugaray (Bilbao, 1963) es una de las cabezas más visibles de la formación morada en el Parlament, donde más de un año después de tomar posesión de sus cargos ya han pagado todas las novatadas.

—¿Qué le parece que el debate sobre política general de la Comunitat se haga antes de presentar los presupuestos?

—No nos parece mal porque hay que empezar el curso político y que cada grupo plantee el resumen del año y las perspectivas y propuestas del Govern para el próximo. Sí que nos ha sorprendido un poco porque no nos lo esperábamos pero ya está bien que sea así y no meterse en medio del debate de los presupuestos, no le damos demasiada importancia a esto.

—¿Esperaba más del Govern en este año y medio de legislatura?

—Se han hecho muchas cosas buenas. Es cierto que por falta de medios económicos, la falta de financiación de Madrid y la deuda de la Comunidad no se han podido llevar a cabo medidas que necesitan un gran apoyo económico pero vemos que la intención política es buena a falta de materializar cosas concretas.

—¿Qué condiciones pondrán para votar a favor de los próximos presupuestos?

—Es un poco pronto para hablar de ello porque todavía se está valorando dentro del partido si se participa en su elaboración o se enmiendan después, que fue lo que hicimos el año pasado. Sí que entendemos que la educación, sanidad y servicios sociales deben tener preferencia pero, ¿de dónde quitas para poner más dinero en estas cuestiones? En este caso y viendo la saturación y lo bien que ha ido la llegada de visitantes entendemos que hay que destinar menos dinero a promoción turística y dedicarlo a partidas sociales o a agua. En Eivissa, por ejemplo, tenemos que reclamar infraestructuras educativas.

—¿Qué le parecen las razones esgrimidas por la Conselleria d'Educació para no dotar de más profesionales que estén al servicio de los niños con necesidades especiales?

—Nos parece incomprensible que a estas alturas se tenga tan poca sensibilidad por parte de la Dirección General de Innovación y Comunidad Educativa al decir que un niño sordo es más autónomo si no tiene intérprete de signos. Son declaraciones que disimulan recortes con informes técnicos u opiniones de expertos. Me parecen unas declaraciones deplorables y que demuestran muy poca sensibilidad además de una falta de respeto hacia las familias que ya sufren bastante con sus situación. El Govern no está haciendo todo lo que puede en educación, se tienen que destinar más recursos.

—¿Por qué los políticos se ponen a jugar a jueces y fiscales en un tema como el de las autovías que la justicia ya ha resuelto?

—No nos ponemos a jugar a jueces y fiscales ni está resuelto todo. El coste total de las autopistas va a ser de 850 millones sobre un presupuesto inicial de 17 millones. Este sobrecoste va en detrimento del dinero que se podría destinar a educación, sanidad y servicios sociales. La comisión quiere saber los responsables y mecanismos que han llevado a ese sobrecoste. Nuestra impresión es que constructores y políticos conniventes con ellos se han llevado un gran festín a costa de la ciudadanía y que los baleares estemos hipotecados a razón de 70.000 euros diarios. Queremos conocer, que es lo que no han hecho ni jueces ni fiscales, qué responsabilidad ha habido, por qué 17 millones se convierten en 850.

—¿No le parece que esta comisión está creada como un espectáculo para ver desfilar por el Parlament a ciertas personas y que poca a cosa se va a sacar en claro?

—Para nosotros no es un espectáculo, lo planteamos como una cosas seria. Un empresario que ha participado en la construcción de las autopistas de Ibiza y que ya ha declarado que daba el 3% de todas las obras en las que participaba para la financiación de la sede del Partido Popular pues queremos preguntarle cuál ha sido el proceso en el que se ha visto envuelto a la hora de construir estas autopistas. No queremos que intentar saber la verdad se convierta en un espectáculo y para eso hemos pedido que comparezcan políticos, empresarios, afectados y funcionarios que han estado relacionados con la construcción de estas autopistas que sangran la isla a nivel medioambiental y a nivel económico.

—Hablaba antes de quitarle presupuesto a promoción turística, ¿por qué a Podemos le molestan los turistas?

—No nos molestan los turistas sino que hay que reconocer que el exceso de presión turística está influyendo mucho en la calidad de vida de los residentes, en el territorio y en los recursos. Hay que agarrar este toro por los cuernos y plantearse qué islas queremos dentro de 20 y 30 años. Los únicos turistas que nos molestan son los que no son respetuosos con la población, con el medio ambiente y con la posidonia, a los que habrá que aplicar medidas coercitivas. También nos molestan que empresarios se aprovechen de toda esta masificación para ocupar más espacio en las playas con las hamacas o que turistas se apropien de espacios públicas, como zonas de costa, para usos privativos. Los turistas no nos molestan sino ciertas actitudes.

—Hablan de limitar la llegada de turistas pero no existe la forma legal para llevarlo a cabo. ¿En qué piensan cuando lo dicen?

—No es fácil pero hay que pensar en un límite de plazas turísticas, que no podamos crecer de forma indefinida porque nos saldremos de la isla...

—Pero las plazas hoteleras no han aumentado porque los hoteles que se han reformado lo han hecho perdiendo plazas.

—Es que lo que pedimos es que en cada isla se regule el alquiler turístico dependiendo de las condiciones de espacio y del derecho a la vivienda que hay en cada isla. En Ibiza tenemos claro que el alquiler turístico vacacional en viviendas unifamiliares no debe ser permitido, ni tan siquiera regularse sino mantenerse como está. Nosotros plantearemos en la ley del alquiler turístico que sean los Consells tengan la última palabra para permitir este tipo de actividades.

—Una de las polémicas del verano ha sido el abuso en la ocupación del litoral que hacen algunos. ¿Se esperaba más de la visita la semana pasada del jefe de Costas, Gabriel Pastor?

—Esto refleja la insensibilidad de las administraciones cuando tienen que tomar decisiones sobre algo que está lejos. Desde esa lejanía entienden que a raíz de la última reforma de la Ley de Costas los que tienen posibilidades económicas pueden usurpar terreno público a la ciudadanía e impedir que se bañen en un sitio que es de todos. Gabriel Pastor tendría que ser mucho más empático con las necesidades y requerimientos de los ibicencos porque no es de recibo que haya espacios que parezcan que son privados pero que en realidad no pueden serlo. En Platges de Comte tienen un umbral sin puerta y te aparece un segurata de dos metros que te pregunta que qué quieres. Parece que no puedes entrar y esas cosas son las que Costas tiene que rectificar. Se aprovechan de la desinformación que tienen turistas y residentes de sus derechos.

—¿Por qué quieren que se prohíba construir en suelo rústico si aquí se ha hecho toda la vida?

—Que se haya hecho toda la vida no significa que el espacio de construcción no se acabe. Si se observa Ibiza desde el aire se ve que no hay grandes poblaciones pero sí una urbanización difusa. No decimos que no haya que construir en rústico pero sí que el terreno deberá ser dedicado a los propios usos de esta catalogación.

—¿Qué aliciente tendrá un propietario de una finca rústica para cuidarla si no puede construir en ella? ¿No se pone en peligro el paisaje?

—Para sus propios usos del terreno rústico sí se podrá construir.

—¿Para un almacén o una casa para el tractor?

—No necesariamente. Lo que no se puede permitir es que bajo esa excusa se especule y al final se acaben construyendo grandes mansiones que sólo sirven para especular y para personas que sólo están un mes en la isla. Creemos que si al final la isla se convierte en una gran urbanización los que vivimos aquí todo el año tendremos menos calidad de vida y será menos atractiva para los que nos visitan, por lo que habría que tender al crecimiento cero.

—¿Cómo ve la coalición de gobierno en el Consell d'Eivissa después de los desencuentros vividos este primer año?

—La veo bien pero los desencuentros no son malos en sí mismos sino diferentes formas de entender determinadas acciones políticas. Venimos de diferentes partidos políticos, es la primera vez que se hace esta coalición y es normal que estas diferencias políticas existan. Creo que es sano que haya debate y en un momento dado se pueda discrepar. Sería mucho mejor que hubiese acuerdo pero entendemos que si no lo hay, que la ciudadanía sepa las distintas formas de ver determinadas políticas es sano. Estamos acostumbrados a que los partidos laven sus trapos sucios en casa, pero somos partidos políticos distintos y tenemos visiones muy parecidas en algunos temas y en otros muy diferentes. Las discrepancias vienen por las políticas de movilidad porque nosotros entendemos que tiene que haber una empresa pública de transporte. A medida de que haya un transporte público más eficiente podremos limitar el número de coches en la isla y no harán falta más carreteras.

—En la era de las redes sociales estos trapos sucios salen a la luz y se han visto enfrentamientos con Joan Ribas, por ejemplo.

—Yo creo que la crítica es sana y hay que asumirla. Si pienso que siempre tengo razón, no podría ver la realidad de todo. Hay veces que se puede no tener razón y no hay más que asumir las críticas. Mencionas a Joan Ribas pero no va en contra de las personas sino de las políticas que se hacen desde determinadas posiciones.

—En política nacional, ¿ve más cerca las terceras elecciones?

—No debería haber terceras elecciones. Pedro Sánchez tiene que ser valiente y no poner vetos a los partidos nacionalistas. Creemos que Pedro Sánchez tiene que procurar este gobierno del cambio y el PSOE no lo mire tanto en clave interna.