Esta actuación se enmarca, según ha dado ha conocer el Consistorio en una nota de prensa "en un esfuerzo reconocido recientemente por la Comisión Europea y que se completará la próxima temporada con la instalación en las playas del municipio de ocho dispensadores de ceniceros que ya han sido adquiridos".
También se ha comenzado a recibir el mobiliario para playas, fabricado en plástico reciclado, requerido a los concesionarios de instalaciones en el pliego de condiciones. Con la adquisición de estos elementos (papeleras, pasarelas, carteles indicadores, etc), que se irán instalando progresivamente "se pretende renovar e incrementar el mobiliario existente en las playas del municipio".
Con la entrega de estas 10.000 unidades de ceniceros se pretende ofrecer a los usuarios fumadores de las playas una opción para reducir el problema que las colillas generan por la dificultad que representan para mantener los arenales limpios y por los daños medioambientales que provocan. Los filtros de las colillas no son biodegradables: están fabricados con acetato de celulosa y pueden tardar más de 10 años en desaparecer. Están diseñados para acumular los ingredientes del tabaco, algunos tan nocivos como el cadmio, el hierro, arsénico, níquel, cobre, zinc o manganeso, que son liberados al contacto con el agua, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad. Una sola colilla supone la contaminación de ocho litros de agua.
Algunos estudios señalan que las colillas representan el 26% de los residuos que se recogen en las playas, son la tipología más frecuente de basura en el medio marino y se estima que cada año se lanzan al medio ambiente cinco billones de colillas en todo el mundo.
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