Los comerciantes del Mercat Nou de Vila se mueven en un mar de dudas. La mayoría tiene claro que las actuales instalaciones del mercado no están en condiciones pero muchos todavía no saben si se sumarán al nuevo proyecto de construcción de un nuevo edificio que albergaría también un supermercado y diferentes bares.

Todos coinciden en que, primero, habrá que ver «si salen las cuentas». Como Rita Ros, de la pescadería Casa Rata que ve con buenos ojos que en el futuro haya un supermercado «para que la gente que venga a comprar aquí se vaya con todo». Joan Tur, de Frutas Juanito, discrepa en este punto. Teme que un supermercado le pueda hacer competencia y solo lo vería con buenos ojos si los productos que se vendieran fueran únicamente no perecederos. Por otra parte, lo que le asusta son los números. «El proyecto es interesante pero hay que saber el cómo y el cuánto», señala. En su caso, explica que todavía no ha decidido si seguirá en el mercado cuando en 2018 se acabe la actual concesión y se construya el nuevo edificio. «Todavía falta mucho, no hay que ponerse nervioso», dice.

¿Y por qué no rehabilitarlo?

«El 85 por ciento de los paradistas tienen entre 55 y 60 años», apunta Margarita Riera, dueña de un puesto de pescados congelados, por lo que las dudas aumentan todavía más a la hora de embarcarse de un proyecto que, a algunos, les viene grande. Una frutera que está a punto de jubilarse cree que el actual edificio «no está tan mal» y que una buena alternativa sería la rehabilitación. «No entiendo que el mercado se tenga que tirar porque tiene 40 años. Mi casa tiene más años todavía y no hay ningún problema», argumenta.

Sandra Abella, de Pescados María Rosa, opina justo lo contrario y considera que el mercado «está hecho un asco» y que, entre las mejoras urgentes, se necesita un aparcamiento amplio: «Ahora la gente se cansa de dar vueltas porque el parquin está lleno y no pueden aparcar fuera y al final se cansan y se van».

Aún así tiene sus dudas. «Sabemos que hay que cambiar pero tenemos miedo porque el nuevo proyecto es arriesgado», afirma. Sin embargo, asegura que ubicar bajo una carpa un mercado provisional mientras duren las obras supondrá «mucho lío», por lo que propone que el nuevo edificio se construya en el Parque de la Paz. «Así podríamos seguir aquí mientras lo hacen y trasladarnos allí cuando esté acabado», añade.

La mirada escéptica la aporta Pepe, dueño del bar Mediterráneo. «¿De dónde sacamos 14 millones de euros?», exclama. Califica de «locura» levantar un nuevo edificio y no confía en que el proyecto se convierta en una realidad. Una de sus empleadas cree que, con el nuevo proyecto, perderán el trabajo la mitad de los empleados actuales del mercado.

La más optimista de todos los comerciantes es Berni Martínez, de la Pastelería Montiel. Ella confía en que la construcción de un nuevo edificio que amplíe su oferta será positivo para todos. En su opinión, el mercado no solo está viejo por fuera sino también por dentro. «Hay que reciclarse, cambiar muchas cosas porque en los últimos años hemos pegado un bajonazo importante en las ventas. Hay que trabajar de otra manera porque la actual está anticuada». «Renovarse o morir», concluyó. Un lema que la mayoría comparte pero que no todos los comerciantes del Mercat Nou pueden o quieren llevar a cabo.

LA NOTA

2018: inicio de la construcción del futuro Mercat Nou

La concesión de los diferentes puestos del Mercat Nou acaba en agosto de 2018. La intención del equipo municipal es acabar de perfilar en estos dos años que quedan por delante el proyecto del futuro mercado.

Para ello, se han reunido en diferentes ocasiones con los paradistas del mercado para informarles del proyecto y conocer sus opiniones. En la última de estas reuniones, el Ayuntamiento de Eivissa pidió a los comerciantes que expresaran sus intenciones de continuar o no en el nuevo mercado.

Durante el tiempo que duren las obras, un máximo de dos años, se habilitará un mercado provisional en la misma zona del actual.

LA NOTA

Un proyecto de reforma para un mercado de 40 años de historia

El Mercat Nou de Eivissa se inauguró el 17 de mayo de 1978 entre una gran expectación.

Cuando abrieron las puertas, los centenares de personas que acudieron entraron en masa al edificio hasta el punto de que se registraron numerosos empujones y caídas.

Esta avalancha de compradores de los inicios fue descendiendo con los años, especialmente con la apertura de las grandes superficies que ha provocado una caída de las ventas a pesar de la calidad que tienen sus productos.

Durante la pasada legislatura, el equipo de gobierno del PP presentó un proyecto de construcción de un nuevo mercado que se quedó en un cajón por su excesivo coste.

El actual gobierno municipal ha recuperado este proyecto que incluye bares y un supermercado con el objetivo de redinamizar las instalaciones, que han sido sometidas a diferentes intervenciones en los últimos años.

El objetivo es no solo mantener a los actuales clientes sino atraer también a los nuevos consumidores, en especial a los más jóvenes.