Alumnos ibicencos afrontando uno de los exámenes de las PAU | Daniel Espinosa

Alba González, del IES Santa Maria, quiere estudiar Educación Social; María Ribes, de la Consolación, una carrera nueva denominada Estudios Globales, en la Pompeu Fabra; Gabriel López, como su compañera María, se decanta por Estadística, y así hasta más de 400 estudiantes de Eivissa que se examinaron ayer de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) o la Selectividad, en la que es la última convocatoria que después de más de 40 años de existencia se sustituirá a partir del curso próximo por una reválida, tienen prácticamente decidido su futuro académico. Sólo les falta un requisito para acceder a la universidad y es superar las pruebas de acceso, mejor si es con buena nota porque de ello depende llegar a los estudios deseados.


La cita para hacer la Selectividad era a las ocho y media de la mañana en el IES de Sa Colomina para los 439 alumnos de Eivissa y en el Marc Ferrer para los 18 de Formentera. El primer examen, Comentario de Texto, empezó a las nueve de la mañana.


Joan Frau, profesor de Química de la Universitat de les Illes Balears y coordinador de las pruebas en Eivissa, destacó tras acabar el primer examen, que «no ha habido ninguna incidencia, todo ha ido con absoluta normalidad», aunque este curso una de las características de las pruebas de Selectividad es que van a ser las últimas.


Los docentes están expectantes de cómo se van a desarrollar estos exámenes. «Veremos en qué condiciones aparece la reválida en cuanto a organización y estructura. El Ministerio de Educación ha empezado a dar unos indicios estas últimas semanas. Parece ser que la organización va a ser muy similar a la actual pero hasta que no sea definitivo no se puede asegurar nada», dijo Frau.


Desde hace días llevan los alumnos preparándose para estas pruebas, como el caso de Laura García, Laura Gordillo y Fátima Hadri, las tres del IES Santa María. «Estamos estudiando desde que acabó el curso hace una semana y media», apunta Laura García, que confiesa que su desayuno de ayer fue «una tila doble, por los nervios». Otros, en cambio, se mostraban más tranquilos. «Hemos hecho tantos exámenes que ya no nos ponemos nerviosos», apunta María Ribes, de la Consolación, una estudiante que ha acabado con matrícula de honor el bachillerato, como aseguran sus compañeros. «Va a ser la mejor», vaticina Gabriel López, que apura el primer descanso de la mañana para dar el último repaso a la siguiente prueba, la de inglés.


A las 10,30 horas de la mañana estaba el primer descanso tras la primera prueba. Una media hora de tiempo hasta el segundo examen en el que aprovechaban para dar un último repaso a los apuntes y tomar un bocado para aguantar el resto de mañana.


Al margen de los nervios típicos, apaciguados por los vasos de tila del desayuno de muchos de los estudiantes, la jornada de ayer, al contrario que otras convocatorias, «ha sido uno de los años más tranquilos; a veces hay alumnos que no encuentran su aula pero todo el mundo se ha presentado en sus respectivas aulas y ha sido muy tranquilo», apuntó Frau.


Después de tres días de exámenes, mañana acaban, los estudiantes tendrán vacaciones a la espera de empezar sus estudios en la universidad, como el caso de Marina Suñer, que quiere estudiar Conservación y Restauración de Bienes Patrimoniales en Barcelona. «Es una experiencia nueva salir fuera. Es una forma de madurez», apunta. Y es que a Marina y a sus compañeros les espera la universidad, están a un paso de conseguirlo.