Las primera fase de las obras que actualmente se ejecutan en la travesía de Jesús han dejado a la luz una villa púnico-romana que resistió al paso del tiempo desde su aparición en el siglo II antes de Cristo hasta el siglo VI d.C.
Según explica el coodirector de la excavación arqueológica, José Torres, se trata de una villa agrícola ubicada en las inmediaciones de Eivissa, ciudad donde se producía aceite o vino, ya que entre los hallazgos se encontró una cuba hecha de hormigón antiguo que podía servir para el almacenamiento de estos productos.
«Aún no lo sabemos, tendremos que estudiar el abundante material arqueológico que hemos obtenido», subraya el investigador de un hallazgo que se produjo a finales de año, durante los trabajos de control arqueológico al que están sometidas todas las obras en el área de Eivissa que tengan un movimiento de tierras. En ese marco obligado por la administración aparecieron estos restos, que corresponden a la parte frontal de una villa «muy grande», según Torres, de la que tan solo se ha excavado una parte, la que tenía afectación en la obra. El resto de la villa sigue bajo la carretera y así seguirá, indica el arqueólogo, preservada como una reserva arqueológica para el futuro.
Además de la casa descubierta durante las obras de la primera fase de la travesía de Jesús, en los últimos días el equipo de arqueólogos halló diversas tumbas de los últimos habitantes de la villa. Según explica José Torres, el primer hallazgo correspondía a varias tumbas de la época bizantina y, en la última fase de la exploración, se detectaron nuevos enterramientos, en este caso infantiles, uno de ellos en ánfora y otra en una cista (caja de piedra cubierta con losas). «Ahora estamos investigando a ver si encontramos alguna más y daremos por finalizada la intervención porque hemos llegado a los niveles naturales y ha quedado todo documentado», subraya Torres.
El hallazgo tiene para los investigadores «un gran valor científico» por la aparición de materiales «que nos ayudarán a comprender la economía en la sociedad de aquella época», apunta Torres, quien admite que a nivel monumental carece de gran importancia «porque estamos en niveles de cimentación muy arrasados». Por este motivo, los restos de la villa púnico-romana quedarán soterrados, «si el Consorcio de Patrimonio no estima lo contrario».
Quedará soterrado
«No está previsto que quede al descubierto por la situación donde se encuentra; bajo la única carretera de acceso por esta parte a Jesús. Es bastante inviable [que se exponga al descubierto], sostiene el arqueólogo, quien precisa que el hallazgo quedará conservado bajo un material geotextil: «No se destruye absolutamente nada. Posiblemente en el futuro quedará como una reserva arqueológica, y si se tiene que abrir en el futuro, lo hará en toda su extensión. La villa quedará preservada bajo un geotextil y toda la documentación y la información arqueológica queda recuperada planimétricamente».
Los técnicos del Consell d'Eivissa, que han seguido atentamente el trabajo de los arqueológos, conservará una completa memoria de los trabajos una vez se dé por finalizada la intervención.
¿Habrá más hallazgos?
El jefe de obra, Antonio Marí Noguera, explicó que se han llevado a cabo 10 catas en distintos puntos de la travesía que será objeto de reforma, y una zanja de telefonía en el aparcamiento de Jesús para comprobar la existencia de más restos arqueológicos. De estas 10 catas, nueve han sido negativas. «En una se ha detectado un muro, pero se está evaluando», apuntó el responsable del servicio de carreteras, de modo que la villa agrícola podría no ser el único resto arqueológico ubicado bajo los pies de Jesús, que ahora, y nunca mejor dicho, se encuentra atrapado por su pasado.
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