Un grupo de padres del colegio de Can Raspalls han impulsado una plataforma para la libre elección de lengua para que el 50% de las asignaturas se impartan en catalán. «Queremos ejercer el derecho que por ley tenemos a elegir la lengua de enseñanza de nuestros hijos», asegura Domingo Portillo, artífice de esta iniciativa junto a Irma Ricciardiello. Aseguran que este curso ha habido «una inmersión brutal y sólo tienen dos asignaturas en castellano, la lengua castellana y la religión». Ricciardiello recuerda que cuando matriculó a sus dos hijos hace dos años había una opción para la lengua y «puse que les enseñaran en castellano, el colegio no lo ha tenido en cuenta, fui a hablar con la directora, me dijo que no tienen medios para impartir la enseñanza en ambos idiomas y que entiende que se favorezca la lengua que está en desventaja, que es el catalán».

La madre ha contactado con Inspección de Educación, «me dijeron que era correcto si el 50% de las asignaturas se imparte en catalán» y también en la Conselleria d’Educació le dieron la misma explicación, «que el otro 50% lo decide el consell escolar y el colegio; lo que he entendido es que entre todos se han pasado la pelota y mi derecho como madre a elegir la lengua en las que mis hijos quieren ser enseñados está abolido». Además ha remitido una carta al conseller d’Educació y a la Oficina de Defensa del Menor. «Mis hijos son ibicencos y quiero que aprendan la lengua y la cultura de aquí, que la respeten, pero también quiero que aprendan el buen uso del castellano. Es su lengua materna y creo que eso le hace estar en desventaja con el resto de niños del país, ya que se les educa en una lengua que no es la suya», reivindica esta madre.

Los padres han montado una página en facebook sobre la libre elección de lengua y están dispuestos a contratar a un abogado para que se le reconozca sus derechos. Con los tres hijos de Irma escolarizados en Can Raspalls y el hijo de Domingo, aseguran que la relación con el colegio «es muy buena, estoy encantada con el personal pero el tena de la lengua parece que es sagrado», añade Ricciardiello. «Nos sentimos coaccionados cuando reclamamos nuestros derechos y creo que intentan que desistamos. Recalcan que no están en contra del catalán, «pero que no se nos niegue nuestro derecho a que la lengua de enseñanza sea el castellano».