Él es el nieto del fundador de este dulce negocio familiar que abrió sus puertas en 1940 y se reformó en el 2000. «Ayer pasé por aquí pero no lo sabía, me he enterado hoy», comentaba una clienta. «Yo hace 40 años que vengo a buscar merengues», decía otra. Sorpresa y melancolía de los clientes y trabajadores de esta pastelería tan emblemática de Eivissa, situada en el número 3 de la Plaza De Sa Tertulia, en pleno puerto de Eivissa, junto al monolito a los corsarios.
«Ha sido todo muy rápido porque pensábamos tener abierto hasta Navidad pero el traspaso se ha hecho antes de los previsto y desgraciadamente no podemos seguir», comentó ayer a este periódico el nieto del fundador. «Son muchos años, muy duros, mis padres ya están mayores y, aunque nos da mucha pena, no podemos seguir porque cada vez cuesta más tirar adelante con el negocio», completó. En este sentido, Ricardo Cardona aseguró que el cierre «ha sido una decisión consensuada de toda la familia» y que llevaban un año dando vueltas al asunto».
A parte de los periodistas, los clientes también hacían fotos tanto del exterior como del interior de la pastelería para inmortalizar este último día. Hasta el presidente del Consell de Eivissa, Vicent Torres, fue a despedirse y aprovechó para gastarse 31,75 euros en un palo de nata, una tartaleta de manzana y dos borrachos. «Cerramos con mucha pena pero contentos por la respuesta de la gente y las muestras de cariño», comentó Ricardo, que no paró de recibir felicitaciones y muestras de ánimo de los clientes.
Los últimos encargos
En este sentido, Ricardo Cardona aseguró que primera hora de la mañana ya tenían 40 encargos, algunos incluso del extranjero. «Se enteraron de que cerrábamos y ayer enviamos ensaimadas, torteles y un flaó a París y a Andorra, a clientes de toda la vida y a gente que lo congelará para tenerlo por Navidad», explicó mientras lamentaba ante la avalancha de clientes que le sabía mal haber hecho «tanta poca cosa». Y es que la demanda fue tanta, sobre todo de torteles y merengues, que por la tarde ya no pudieron abrir.
Con el cierre de Los Andenes cinco trabajadores se van al paro, dos de ellos no son parte de la familia pero como si lo fueran pues llevan casi 40 años con ellos. «Vamos al paro pero algún proyecto hay por ahí aunque no hemos concretado aún», indicó Cardona. Y es que como aseguró el nieto del fundador, «cuando una puerta se cierra para abrir otra hay que seguir adelante».
Tener un negocio es duro, y más una pastelería. Algo que ha hecho mella en la familia. «Son muchas horas, todos los días de la semana, ir a dormir tarde y levantarte muy pronto, ya que un día podemos empezar a las 04.00 horas y otro a las 07.00 dependiendo de los encargos. Y luego, abrimos a las 09.00 y en invierno cerramos a las 20.30 pero en verano se nos podían hacer las 02.00 de la madrugada», explicó.
5 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
Alderaan, seguramente no entiendes que un negocio tradicional, llevado de muchos años, no es una moderna máquina de hacer dinero. Seguramente hay formas de mejorar el marketing, pero no era el concepto ni la intención de los Andenes. Y sí, entrábamos por que nos gustaba lo que ofrecían, sin que nos lo pusieran en el buzón ni en el e-mail. Aunque no repartieran a domicilio.
Pues yo creo que cierran porque van a ganar lo mismo alquilando el local, y sin tener que trabajar. Podrán estar con sus hijos y vivir sin estar pendientes de si ha subido la masa. Nosotros tendremos otra franquicia que nos hará parecer cualquier ciudad de cualquier parte.
Esta pasteleria vivia de los vecinos que se han marchado y ahora solo alquilan y el traslado de los pasajeros de los barcos al otro lado del puerto no les habra ayudado mucho tampoco....Triste. Pero me dejan un "dulce" recuerdo
Te has lucido con el comentario amig@!
Comento desde el desconocimiento, pero tengo la impresión de que esta tienda ha cerrado por no saber adaptarse a los nuevos tiempos. Pienso que su esquema de negocio simplemente consistía en esperar a que el cliente entrase por la puerta, lo cual hoy día es un error. Al cliente hay que salir a buscarlo. Podrían haber creado una página web, y así dar a conocer su negocio al mundo entero, convertirse en referente no sólo para los ibicencos, sino para los famosos de todo el mundo que nos visitan, así como a todos los turistas en general, simplemente con vincular la pastelería con búsquedas por internet relacionadas con Eivissa. También podrían haber llevado los pasteles a domicilio a través de reparto. Todo ello con una buena campaña de márquetin. Tenían un producto bueno, y exclusivo, que no tenía nadie más. Ello lo convierte de facto en una mina de oro, que no han sabido explotar. Si tienes un buen producto, que aquel que lo prueba repite, y no lo vendes es culpa tuya, porque no lo sabes dar a conocer. Eso en mi opinión es lo que les ha pasado. Este negocio, llevado como indico, no sólo no tendría por qué haber cerrado, sino que tendría que haber contratado más personal, pues no darían a basto. Es mi opinión, dicha desde el máximo de los respetos, y la ignorancia del que lo ve desde afuera. Es muy triste que un negocio tradicional, con un excelente producto, se tenga que cerrar porque no se sabe adaptar a los nuevos tiempos.