Éste es el aspecto que presenta uno de los campamentos de refugiados tras las lluvias.
Anna ha perdido su casa y, junto a su familia, se ha tenido que ir a vivir con su tía. Otras viviendas, como las de Galla y Hamma, han resistido las inundaciones que asolan los campamentos saharauis. Entre la docena de familias ibicencas que acogieron a los niños de los campamentos saharauis durante dos meses hay una gran preocupación por la situación que atraviesan. Con casas hechas, la mayoría de ellas, con adobe, y con apenas recursos económicos, las lluvias torrenciales de estos últimos años han ocasionado numerosos daños en los campamentos. Muchos se han quedado no solo sin un techo para resguardarse, dada la fragilidad de las construcciones, sino también sin reservas de alimentos y, además, hay daños en infraestructuras como escuelas, guarderías infantiles y dispensarios. «Las inundaciones han provocado cuantiosas pérdidas y daños materiales considerables», explica, a través de un comunicado, la Associació d'Amics del Poble Saharaui de les Illes Balears.
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